Cada vez entendemos menos a los sindicatos docentes de Castilla y León. Primero ‘zurraron la badana’ al consejero de Educación –Juanjo Mateos– y ahora se quitan el sombrero ante él porque, según ellos, ha moderado los recortes. Eso quiere decir que tales sindicatos siguen estando ‘vendidos’ al régimen ‘juanvicentista’; sobre todo tras el anuncio de reducción de liberados sindicales.
No veo por ninguna parte que Juan José Mateos, consejero de Educación, haya planteado un alivio en la aplicación moderada del Real Decreto Ley de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito de la educación en la Comunidad.
No estaría de más que presionaran al consejero para llegar a acuerdos puntuales en una futura negociación en la Mesa Sectorial de educación. Hay una reducción brutal de interinos y un fuerte desajuste que rompe los equilibrios de plantillas en muchos centros. La citada reducción ya está afectando a la calidad de la educación. No tiene sentido que se considere a los interinos como ‘chivo expiatorio’. La culpa de la falta de planificación está en la Consejería de Educación y en la descoordinación de ésta con las Direcciones Provinciales de Educación, incluso de éstas entre sí.
Estamos comprobando cómo se reconvierten plazas de forma innecesaria desde los Servicio periféricos de Educación, lo que demuestra un claro descontrol, un afán dañino hacia los centros y un evidente desconocimiento de la realidad. A ello hay que añadir una clara invasión de la autonomía organizativa de los mismos. Actitudes así demuestran la reiterada incompetencia de determinadas instancias de la Educación dentro de la Comunidad autónoma. Tampoco entendemos que el presidente, Herrera Campo, no haya cesado a varios titulares de Servicios periféricos; máxime cuando tiene los informes solicitados al respecto hace tiempo.
Con acciones como las enumeradas, y muchas otras que dañan al sistema educativo, se demuestra que la incompetencia rodea a Juan Vicente Herrera, aunque éste se empeñe en mirar hacia otro sitio. Habría que saber si esa dejadez es por simple vergüenza o es que ya está invadido del síndrome que suele surgir en Moncloa al tercer año de residencia.
Sin duda, alguien parece empeñado en seguir ‘golpeando’ el ámbito educativo en Castilla y León. En los próximos meses lo vamos a comprobar y a más de uno se le caerá la cara de vergüenza, como se le ha caído a la presidenta de las Cortes cuando se han destapado las desorbitadas dietas que cobran los procuradores en Castilla y León, así como la desorganización en provecho propio que supone la convocatoria de sesiones en Cortes, tal y como han demostrado los medios de comunicación, siguiendo el comentario jocoso de un periodista del diario decano: “El Norte de Castilla”.
Jesús Salamanca Alonso
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