Nadie duda que sigue existiendo mucho analfabetismo político en España, de ahí que el PSOE aún siga teniendo un buen puñado de votos y pase a ser la segunda fuerza política de España — la primera hasta el 20-N — cuando realmente no debería recibir ni un solo voto por el daño que ha hecho a España y a los españoles, tanto desde el punto de vista de la economía como en lo que se refiere a la convivencia. Un partido que suele basar su política en el provecho propio y en el desprecio a la ciudadanía y al contribuyente, así como en la orquestación de abundantes casos de corrupción y sospecha tremendista.