Un Gobierno de auténticos ‘perro-flautas’ y simples indigentes intelectuales que desconocen sus muchas limitaciones.
Antes o después, mejor lo primero que lo segundo, los españoles recuperaremos nuestra condición de ciudadanos. Una condición que llevamos perdida desde que Rodríguez Zapatero llegó a Moncloa, como consecuencia del 11-M. Desde entonces, la mediocridad, la insensatez y la falta de planificación han sido la constante de un Gobierno descentrado, absurdo y sin rumbo. La peor prueba de ello son los cinco millones de parados que, dicho sea de paso, son casi seis si tenemos en cuenta el recuento impuesto por el inútil integral ex ministro, Chuchi Caldera.
El caso es que pasados siete años desde la forma atropellada de llegar al Gobierno, el socialismo nos deja como herencia varios millones de razones para seguir trabajando, una vez demostrada la vagancia del Gobierno y la inoperancia de sus ministros. Sea como fuere, el caso es que todo está por hacer y lo mejor por llegar. Bien es verdad que la negociación colectiva vuelve a ser un fracaso sonado, por lo que la gran tragedia de los parados seguirá profundizando la situación.
Al Gobierno le importan tres pepinos y medio la situación de los parados. Desprecia la situación y no quiere ni oír hablar del tema. Salta a la vista que desprecia aquello que desconoce, por lo que no hay que consentirle que mire para otro lado. La situación la ha creado él con su ineptitud, su fracasada política y su acopio de mediocres impuestos en cargos ministeriales y otros de alto rango. Nunca se podrá decir de otro Gobierno democrático peores adjetivos que de éste; un Gobierno compuesto por auténticos ‘perro-flautas’ intelectuales que desconocen sus muchas limitaciones.
¿Y qué decir de la reforma laboral? Lo absurdo se ha convertido en habitual para este Gobierno. El texto no gusta a nadie, porque perjudica sobremanera a los trabajadores y a los empresarios. Solo se pueden beneficiar de ella los sindicatos; precisamente el sector que menos nos interesa a los trabajadores, por el desprecio que muestran hacia nosotros y hacia los más necesitados. Si a ello se une la reiterad a incompetencia mostrada por el actual ministro de Trabajo, entonces lo mejor es que renuncien el Gobierno a seguir haciendo daño y convoque elecciones. En este momento no pueden juntarse más partes decepcionadas. Y es que cuando el Gobierno junta lo inservible con lo que es una tomadura de pelo, entonces la ineficacia acompaña a la ineficiencia y ambas conforman la falta de efectividad.
Leemos detenidamente la reforma laboral presentada por el Gobierno y solo comprobamos desprecio, atropello, indignidad, abuso y corruptela social. No se toca el absentismo ni los incentivos empresariales, ni las mejoras de la contratación ni la reducción de cotizaciones ni ninguna de las propuestas que exigía la Unión Europea.
El Gobierno de Zapatero –mediocre ‘Vendeburras’ de León– muestra una vez más su irresponsabilidad, su acostumbrado estropicio, su fiasco en lo que toca, su facilidad para crear problemas y su permanente incertidumbre. Por eso su credibilidad está bajo mínimos y la inversión extranjera sigue esperando para invertir en España. Mientras no se vaya este Gobierno, nadie está dispuesto a crear empleo. Y, de hecho, con un nuevo Gobierno podría rebajarse el paro en más de millón y medio de personas en los próximos dos años.
A Rodríguez Zapatero y al PSOE no les interesa que se rebaje el paro. Ni les interesan los parados. Solo les interesa la situación propia y lo que será de ellos cuando salgan a puntapiés del cargo. De ahí que no se atrevan a dar la palabra al ciudadano-contribuyente.