Fernández-Santiago no podía seguir siendo presidente de las Cortes de Castilla y León. La sospecha le persigue mientras no se resuelva su presunta implicación en la apropiación indebida del caso Gürtel. Pero Herrera Campo no podía dejarle tirado por los favores que se deben mutuamente. Han sido compañeros de ‘andanzas’ y de buenos ratos, así como de vinos y sardinas. Ya saben aquello del «do ut des» (te doy y me das, en libre traducción).
Ahora vamos a tener una imagen renovada en la presidencia de las Cortes. Esta vez sí nos ha hecho caso Juan Vicente. Éramos conscientes de la atracción personal y política que el presidente Herrera sentía por Josefa García Cirac. La procuradora salmantina no es más que el tráfico de influencias que Fernández Mañueco ha ejercido sobre Juanvi Herrera; persona en quien tiene mucha influencia. Y ese es el único punto que nos preocupa de nuestro presidente: nos viene a la mente el intento de Juanvi de nombrar directora general de Calidad a Araceli Valdés Tremiño –actual directora provincial de educación de Valladolid– y la influencia de dos mujeres envidiosas del alto cargo y enrocadas en direcciones generales de la Junta, junto con una consejera, abortaron el primer intento y la pretensión. Cada cual que saque las conclusiones que desee. A quien Dios se la dé, que San Pedro se la bendiga. Pero mientras estén esas ‘fieras’ de mujeres cerca de Herrera, Araceli Valdés tiene cerrados todos los caminos para prosperar políticamente.
Pero volvamos a Josefa García, «dama de Hierro» salmantina y curtida en mil batallas. Sépase que Herrera ha puesto el ojo en ella por si hay que transferir una herencia antes de tiempo. Los informes que tiene Juanvi Herrera, sobre esta mujer de armas tomar, son los mejores y los más adecuados para mantener unido el partido y disciplinados a los más duros. De ellos excluyo a mi buen amigo, Francisco Javier León de la Riva; una persona ejemplar y un personaje de ‘amor y odio’ pero capaz de plantar cara al mejor y al más duro: no hay más que preguntárselo a Tomás Villanueva, Ramiro Ruiz, Leire Pajín, Pepiño Blanco o al propio Juanvi Herrera; además de ser capaz de tomar el pelo al alcalde leonés del PSOE y al lucero del alba, si es necesario.
Lo que no nos gusta, y aquí hemos de reconocer que nuestro asesoramiento ha sido en vano, es el nombramiento de Carlitos Fernández Carriedo, como portavoz reiterado del Grupo Popular. Tampoco nos gusta Juan José Sanz Vitorio como vice portavoz y mucho menos Fernando Rodríguez Porres como portavoz adjunto. En algunos casos, Juanvi va a piñón fijo y no entendemos para qué carajos pregunta o consulta. En su día tampoco nos hizo caso cuando le recomendamos que no nombrara a Emilio Gutiérrez como director general de Ordenación en la Consejería de Educación.
Josefa García Cirac ya estuvo en las Cortes durante la pasada legislatura y fue ponente de la ley de relaciones de los ciudadanos con la administración; una ley descafeinada, desconocida, escondida y para salir del paso. Con muy poco poso y ninguna intención duradera. Josefa es ilustre profesora de Derecho Administrativo de la Universidad de Salamanca. Sin duda, una persona de gran preparación y que, no tardando, dejará pequeño a Fernández-Santiago, ese administrativo que ‘trepó’ siendo alto cargo y que sigue siendo una carga para el presidente Herrera Campo. No solo estamos ante una cara nueva en el caso de Josefa sino ante ‘dos huevos duros’ de los que se pegan y no hay quien los apalanque ni con agua hirviendo. ¿Apostamos? Sin duda, muchos procuradores no saben con quién van a topar ni con quién se van a gastar los cuartos. Y, dicho sea de paso, los procuradores socialistas saldrán muchas veces escamados y con el rabo entre las piernas. Al tiempo.