¡Qué deshonra y qué sinvergüenzas! Resulta que la Ley de Dependencia se ha convertido en un fracaso en toda regla porque las comunidades autónomas se han pasado la ley por el arco del triunfo. Y no solo la ley. Algunas Comunidades han demostrado que los encargados de gestionar la citada ley son vagos de solemnidad, además de mediocres e irresponsables.