Si por algo se caracterizan las dos legislaturas de Zapatero es por las deficientes políticas sociales aplicadas, la deficiente igualdad y la aplicación de confusos derechos, así como por el continuado despilfarro; recuerden, por poner algún ejemplo, la ayuda concedida para la realización del mapa del clítoris o las subvenciones a gays y lesbianas de Mozambique. Con tal hoja de servicios no se puede demostrar mayor inutilidad y mayor ambición por derrocar el Estado de bienestar.
La hoja de ruta de este enfermo presidente alcanza cotas de indignidad, mediocridad y dejadez inimaginables con otros presidentes. Ahí está la opinión del FMI: la falta de políticas creíbles del Gobierno de España lleva a la aparición de una “generación perdida”, no solo por falta de trabajo sino por falta de referentes. El socialismo ha truncado los valores de la juventud, del empresariado y, en general, de la ciudadanía. Rodríguez Zapatero está acomplejado y aislado, sobre todo desde que en Europa le apuntan con el dedo.
Con Zapatero en Gobierno, los parados, jubilados y funcionarios tienen un problema serio. Jamás un Gobierno había mostrado mayor inutilidad con las políticas sociales y las prestaciones. Incapaces de legislar para crear empleo, se granjean los favores del Sindicato Vertical Unificado para evitar el levantamiento de la adormecida clase trabajadora, y todo a cambio de dinero del contribuyente. Ya nadie duda que el otro lastre social sean los sindicatos de clase, auténticos colaboradores del socialismo para adormecer a las masas mientras pierden el trabajo. Por cada puesto de trabajo que se pierde, los sindicatos de clase ponen el cazo y engordan la bolsa, mientras se mofan de la situación que padecen las empresas.
Sirvan como ejemplos contrarios las dos legislaturas de Aznar, donde se apostó en serio por las políticas sociales y se incrementaron considerablemente el número de becas para los menos pudientes. Nunca podíamos imaginarnos que la izquierda descentrada llevara a cabo tantos recortes y trabajara tanto contra los más necesitados. Si Zapatero es hoy un problema, no lo es menos su Gobierno y su falta de ideas. Votar socialismo con la que está cayendo es un atentado al progreso, por eso lo que procede es botar al socialismo cuanto más lejos mejor.
A pesar de los cinco millones largos de parados, el socialismo no es capaz de mover ficha. A él le interesa la situación de “cuanto peor, mejor”, porque es la forma de mantenerse en la poltrona; pero la formación de las masas va a impedir esa situación. No hay duda que, a menos formación mayor socialismo, salvo algunas excepciones. A la ciudadanía le gustaría saber cuándo y cómo han arrimado el hombro los Gobiernos socialistas para solucionar la crisis y la situación de crudo desempleo.
Una clara prueba de la desidia socialista ha sido la inclusión de España en el grupo que los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y Spain). La mofa del Fondo Monetario Internacional respecto a España no ha gustado nada a Ángela Merkel; de ahí que se haya llamado a España a capítulo, por olvidar su compromiso de hacer los deberes. Otra prueba de que Zapatero y sus gobiernos no se han tomado en serio lo de la crisis ni han entendido el malestar que han generado.
El socialismo ha caído enfermo, porque ha abusado en los tiempos de bonanza. No ha guardado y no ha sabido ahorrar ni ha legislado para fomentar el ahorro y la inversión. Las enfermedades en la vejez son el resultado de los pecados de juventud. Algo así interpretó John Ray al afirmar que “las enfermedades son los intereses que se pagan por los placeres”. Y eso es lo que le sucede al socialismo mediocre, vulgar y atormentado.