Es el momento de marcharse, presidente.

Cualquiera diría que el único que no lo sabía era Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León. La oposición, la ciudadanía y sus propios compañeros llevan meses señalándole con el dedo y mostrándole la puerta, mientras en las Cortes se imita al avestruz. Debió marcharse Fernández Santiago durante el verano y, al no hacerlo, ha traspasado la responsabilidad al presidente Herrera, manchando el nombre de las Cortes y el de la Junta de Castilla y León.

El egoísmo del presidente de las Cortes le ha cegado y ha hecho que Castilla y León salga en todos los medios de comunicación como una de las estaciones de la trama Gürtel; algo así como la Filesa socialista, pero en clave de financiación de partido y enriquecimiento de particulares. El presidente, Fernández Santiago, debería copiar de Jesús Merino y de Bárcenas, y apartarse temporalmente del PP o darse de baja. ¡La dignidad hay que llevarla hasta las últimas consecuencias! Pero este señor va a llevar el abuso hasta el final: vuelve a ser número uno por Ávila; una de dos, le quieren avalar y ocultar o ignoran la que está por llegar.

Decía Vicente Aleixandre que “ser leal a sí mismo es el único modo de llegar a ser legal a los demás”, pero esta tropa que rodea a Juan Vicente Herrera ni sabe ser leal a ellos mismos ni lo han sido con el presidente Herrera ni aprenderán jamás a serlo con el pueblo al que dicen representar.  Herrera está obligado a mostrarle la puerta cuanto antes, a ser posible antes de que la oposición se lo pida tres veces y la ciudadanía se lo repita a diario. Al pueblo, sin duda, no le faltan ganas de correr a gorrazos al sospechoso, al cobarde y al ladrón. Sabremos retractarnos si sale ileso de ésta que…. lo dudamos y mucho.

Miles de mensajes han vuelto a circular por la red y otros tantos han llegado al presidente de la Junta en demanda del cese de Fernández Santiago. A ese deseo de cese se ha unido la oposición ideológica, pero en silencio y acobardada; aunque más bien se debe a la falta de líder y portavoz en Castilla y León que a las ganas de hacerse oír. Mientras unos roban, otros callan.

La demostrada incompetencia de Herrera, su reiterada falta de decisión y su amiguismo le impiden ser un caballero de la política. Se han terminado los paños calientes. Herrera debe pronunciarse y Fernández Santiago debe marcharse, aunque sea temporalmente. El marrón de la trama lo tiene ahora mismo el propio Rajoy, un estorbo para la política y para el partido conservador. No faltan quienes dicen que ha consentido y, ya se sabe, tan culpable es quien da como quien recibe otorgando.

“¡Al ladrón, al ladrón!”, rezaba nuestro artículo de hoy; es excesivo el daño que se está haciendo a la política en la Comunidad. Por su culpa se conoce al edificio de las Cortes  de Castilla y León como “Casa Gürtel” y antes o después habrá que explicar a los niños en clase quién es el personaje político de las comisiones ilegales y por qué la gente acabará gritando a su paso eso de “¡Al ladrón, al ladrón!”.

Quienes están inmersos en la trama Gürtel han demostrado su ineficacia política, su egoísmo personal, su afán de robar y, lo que es más grave, han demostrado que son mala gente. Hay que apuntarlos con el dedo antes de que intenten reconvertirse. Lo único que se puede decir de la mala gente es que se puede confiar en ella, cuando se la conoce, porque no cambia jamás.

El presidente de las Cortes castellano-leonesas y toda la tropa del Gürtel se han engañado a sí mismos y han engañado a los demás. Nada nuevo bajo el sol.  Sucede con cierta frecuencia entre los egoístas y los desleales. Hasta Balmes lo tenía claro.

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