La situación del PSOE de Andalucía se va deteriorando rápidamente con la división interna que vive desde hace un año el partido con la sucesiva aparición de noticias sobre corrupción facilitadas ya sea desde el bando José Antonio Griñán o el del anterior Presidente de la Junta Manuel Chaves, ahora vicepresidente 3º del Gobierno.
Ayer esta guerra quedó totalmente al descubierto con la dimisión del consejero de Gobernación y Justicia Luis Pizarro. El histórico socialista, leal al vicepresidente tercero y ex jefe del Ejecutivo andaluz, Manuel Chaves, muy cercano también a Alfredo Pérez Rubalcaba y fontanero del PSOE-A desde los años noventa, se negó a dar su brazo a torcer cuando José Antonio Griñán le llamó para obligarle a cesar a Gabriel Almagro, el delegado de la Junta en Cádiz, según aseguran fuentes socialistas.
Griñán intentó forzar ayer a Pizarro a cesar al delegado gaditano para imponer a “uno de los suyos”. Pero la jugada le ha salido mal y la negativa de Pizarro ha dejado al descubierto que Griñán ha perdido definitivamente el apoyo de Chaves y, por extensión, de la dirección federal. La agrupación del PSOE en la provincia gaditana es una de las más potentes de Andalucía y está controlada por Chaves. De ella forma parte Pizarro y de ahí nace la campaña de derribo a la que está siendo sometido Griñán desde el partido.
En el momento que la juez que instruye el caso de los ERE no para de reclamar con insistencia la aportación de las actas de su aprobación por parte de la Junta y ayer la Junta ratificó su decisión de no dar las actas del Gobierno a la juez. Éste es el otro frente de Griñán, el judicial que también puede provocar su caída.
Por otro lado aparece la noticia filtrada desde el propio PSOE sobre los negocios de Iván Chaves Iborra, tiene 36 años y es hijo del vicepresidente tercero del Gobierno y ex presidente de la Junta de Andalucía Manuel Chaves. Su especialidad, por la que es ampliamente conocido en toda la Comunidad, especialmente en Sevilla, es utilizar la red de contactos que le aporta su apellido para conseguir contratos de instituciones públicas para sus clientes, que le pagan comisiones de hasta el 45%.
Iván Chaves “igual hacía gestiones para conseguir contratos que para conseguir que una Consejería abonara pagos pendientes de cobro. Recibía con enorme frecuencia llamadas para hacer este tipo de operaciones. No siempre firmaba contratos, sino que aceptaba encargos de palabra y después facturaba o no las comisiones. Era una suerte de conseguidor que abría puertas en la Administración”. Todo esto se añade a la subvención no aclarada a través de la otra hija de Chaves, Paula a MATSA por importe de 10 millones de Euros.
Estos “golpes en la mesa” del presidente andaluz podrían ahora desembocar en unas primarias en el PSOE-A, afirma un dirigente del partido, que considera posible un congreso extraordinario en septiembre en el que Chaves hará valer su peso para derrocar a su sucesor. La guerra está abierta entre los distintos clanes socialistas andaluces.