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Esto de no ser catalán y vivir en Catalunya se pone cada vez más difícil, pero también empieza a serlo para los catalanes que, aunque mantenemos las raíces, no vivimos allí. Tengo la sensación como si cada una de las fuerzas ahora enfrentadas estuvieran tirando de mi, unos los nacionalistas por la autodeterminación y los otros para que esto no ocurra.
Ahora a los inmigrantes van a ponerles en la tesitura de tener que aprender catalán o los devolverán a su lugar de procedencia. Esto en vez de hacerlo con la gran cantidad de vagos y maleantes que Pujol y Montilla se trajeron del Magreb en cupos, pensando que podrían manejarlos mejor que a los andaluces, podían imponerles el catalán y ahora están robando carteras por las Ramblas o ensuciando Badalona. Eso sí, en catalán. Lo malo es que los que consideran como inmigrantes son los andaluces, colombianos y a todos aquellos que se acerquen por allí y hablen exclusivamente el idioma español.
Un asunto, ése de los acentos abiertos, convertidos en alambrada ortográfica y aduana fonética montada por los charnegos más catalanistas que nadie y que gobernaron Catalunya los últimos siete años. Ahora con el ascenso al poder de Mas con los nacionalistas de pata negra, piensan que tienen aún más autoridad que sus antecesores para seguir atornillando al personal, hasta que por fin se queden solos.
Así con este sistema van consiguiendo lo propuesto que parece ser aumentar la renta per cápita por la vía de la expulsión, con aquello de “Nosaltres sols” Hace ya treinta años ya consiguieron echar del “país” a centenares de catedráticos, periodistas, escritores, funcionarios, jueces o policías por el hecho de escribir en castellano y no plegarse a esta visión excluyente y reduccionista del nacionalista imperante dispuesto a hacer en Catalunya lo que les “surt dels collons”.
Ahora con los CIU en el poder y con los demás partidos incluido el PP y menos un partidillo llamado Ciutadans por los que siento una enorme simpatía, están luchando en el Parlament para demostrar quiénes son los más nacionalistas, va a ser cada vez más difícil encontrar a alguien en Catalunya con ganas de trabajar, quizá ya estén pensando en nuevas remesas de magrebíes ya que todos los jóvenes cuando salen de las universidades solo quieren enchufarse en la Generalitat y no se va a encontrar a nadie que quiera hacer de taxistas, de panaderos, o de chachas.
Cuando hago el trayecto desde Alicante a Barcelona, pienso que en algún momento a la altura de Amposta, voy a encontrarme con un paso de frontera con pinchos, barrera y aduana impidiendo el paso a Catalunya a todo aquel que no acredite con papeles que habla catalán. Debo decir al respecto, en cualquier otro sitio de España resultaría ocioso recordar que la única obligación exigible a los habitantes de un Estado de Derecho es el cumplimiento de las leyes sin más requisitos. Cosa que hago todos los días. A los catalanes que escribimos en español ¿Qué será de nosotros? ¿Nos deportarán al otro lado del Ebro o acabaremos internados en campos de reeducación en integracionismo? A saber.