JCYL: inútiles cargos con sueldos desorbitados.

Estoy de acuerdo con ‘Mariasno’ Rajoy en que hay empresas públicas y servicios que se podrían cerrar y no pasaría nada, porque duplican o triplican servicios, no aportan nada nuevo a la ciudadanía o simplemente se crearon para ampliar el acordeón de puestos y compromisos políticos.

También hay muchas competencias que pueden ser devueltas al Gobierno central; pongamos sólo dos ejemplos: Cataluña y País Vasco no han sabido gestionar ni la educación ni la sanidad ni los servicios de Interior ni la representatividad, y lo mismo sucede con otras CC.AA.; hay competencias que nunca debieron salir del Estado, porque las comunidades autónomas las han atropellado, desprestigiado y endeudado.

¿Para qué quiere Castilla y León una Consejería de Interior y Justicia? ¿Acaso nos hemos vuelto locos? Durante cuatro años se ha mantenido esa Consejería, cuando sus competencias podían haber sido asumidas por otros servicios, con lo que nos hubiéramos ahorrado mucho dinero. ¡Qué torpeza la de Herrera Campo y sus `besamanos´! No solo ha habido que pagar al consejero (71.766 euros), sino que además esa Consejería contaba con un secretario general (66.085 euros), varias direcciones generales (Administración Territorial, Políticas Migratorias, Protección Civil,… con 56.108 euros cada director general). Y por si fuera poco una Gerente Regional de Justicia con un sueldazo de 66.085 euros, pero sin competencias, ya que Castilla y León no está interesada en tal asunción, y por eso no las ha asumido a lo largo de la legislatura que ahora acaba. ¿No es suficiente con el gerente de Justicia del Gobierno central? ¿Qué coños ha hecho estos cuatro años la gerente regional de la Junta? ¿A qué se ha dedicado? ¿Quién ha sido el irresponsable que ha creado esa Consejería? ¡Por Dios, que alguien investigue, y que lo haga ya, porque el ‘pájaro’ se va a Salamanca como alcalde, para coger el relevo del ínclito Julián Lanzarote!.

¿Están seguros los políticos de la necesidad de las diputaciones? Miren ustedes, estas últimas instituciones son un pozo sin fondo para colocar afines, mediocres y estómagos agradecidos.Alguien tiene que hacer entrar en razón a los políticos: no se necesitan tantas instancias políticas para confundir o putear al ciudadano.

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