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La unión entre dos hombres o dos mujeres no es un matrimonio.
Un tema tan obvio como éste ha tenido que llevarse al Tribunal Constitucional Francés, el cual ha reiterado que un matrimonio es únicamente la unión de un hombre y una mujer para la procreación y mantenimiento de la especie humana. Por lo que cualquier otra pareja o sociedad que sea entre elementos distintos a lo descrito sean del mismo sexo u otra condición no puede denominarse matrimonio, son otra cosa que no tiene más remedio que llamarse por otro nombre.
Llámense de otra manera las uniones homosexuales o gays y respetemos sus derechos como a cualquier ciudadano, pero al mismo tiempo dejemos de ponerlos como ejemplo en la sociedad y de pagarles del erario público las subvenciones que pagamos todos, únicamente por el hecho de su condición sexual distinta.
Parece que los franceses tienen las cosas más claras que nosotros, a pesar de ser los abanderados de la libertad y la laicidad que ha producido los cambios a la sociedad moderna. El gobierno que nos toca soportar no se quiere enterar ni por donde van las cosas, quiere seguir dando pasos adelante en esta cuestión gracias a la presión de los lobbys homosexuales y unas ministras incompetentes, nos quieren imponer algo que además de antinatural, carece del más común de los sentidos.