Acaban de publicarse los datos del paro del año 2010 donde se ha vuelto a alcanzar un récord histórico con un incremento anual en 176.470 personas respecto a 2009. Así llegamos a 4.548.415 desempleados en España, el 20% de la población con edad de trabajar. Por mucho que el Gobierno de Zapatero se aferre inútilmente al hecho de que el número de parados descendió en diciembre en 10.221 personas o al de que el incremento del desempleo en 2010 ha sido menor que el que sufrimos en los dos años anteriores, la realidad es la que es y esto no puede seguir así.
Estos datos son un síntoma inequívoco de que al mercado se le siguen imponiendo barreras institucionales que le imposibilitan su tendencia natural a crear riqueza y empleo y la constatación de que la tímida reforma laboral impuesta por el gobierno a mediados de año apenas ha tenido repercusión. Otro dato preocupante, nuevamente se ha incrementado la contratación temporal en detrimento del empleo fijo. Un 40% de jóvenes sin trabajo es motivo suficiente para que alguien tome una decisión sobre este colectivo o nos enfrentaremos a toda una generación perdida
Sin embargo, al Gobierno parece que lo único que le importa es ir tirando, aferrado –eso sí– a la poltrona, sin más interés que engañar de manera puntual y pasajera a los inversores y a los socios comunitarios para evitar la suspensión de pagos o la expulsión del euro. El Ejecutivo confunde el amargor de la medicina con el sufrimiento que causa la falta de cura y parece ya abocado a la desesperanza. Y es por ello por lo que, lejos de llevar a cabo profundas y diversas reformas estructurales que pudieran levantar los decaídos ánimos de los inversores, empezando por la del mercado laboral, se limita a pasar factura a los cada vez mas agobiados contribuyentes, ya sea en forma de impuestos, de recibo de luz, o de desempleo.
Viendo como el resto de los socios europeos está remontando su difícil situación, con Alemania previendo 360.000 nuevos empleos para 2011, aquí nos estamos debatiendo aún en el fondo de la ciénaga sin haber ni siquiera resuelto los balances de las instituciones bancarias que nos podrían dar un poco de aire o bien tomar medidas concretas contra el despilfarro institucional del que tan culpables son el Gobierno como los partidos de la oposición. Menos mal que tenemos a los chinos aquí con dinero fresco para poder seguir tirando.