La puesta en vigor de la nueva ley anti tabaco ha desvelado el arma oculta con que Leire Pajín quiere hacer que se cumpla a rajatabla. La Asociación de Consumidores FACUA ya se ha puesto manos a la obra y ha manifestado que solo en el primer día ha conseguido 700 denuncias contra locales de hostelería donde seguía permitiéndose fumar.
Puedo imaginar el funcionamiento de tal organización. Sus miembros distribuidos en comandos por la ciudad con nariz afilada entrarán husmeando en los locales en busca del vicioso que se ha sentado en un rincón del local para que no le vea el camarero y mientras se toma el café está dando unas caladas al pitillo intentando no tener que salir a la calle con el frío que hace.
Aparece el inquisidor libreta en mano y rápidamente se dirige al foco de contaminación. El agente toma los datos del infractor y lo más importante del local donde se ha producido el hecho. Ha conseguido su objetivo, ya tiene la denuncia que se va a transformar en una multa de más de 600 Euros para el local y para su agobiado propietario que hace unos pocos meses se había gastado la pasta en separar a los fumadores mediante mamparas y aún está pagando la reforma.
La ministra Pajín ha instaurado la figura del chivato dentro de la sociedad española. Seguimos el camino de Alemania, no la actual sino la Oriental de la Stassi, controlando a lo que haga cada quisque en su casa. No sabemos si estos voluntarios se van a financiar vía subvención o comisión pero tanto interés deberá ser remunerado convenientemente basándose en las altas multas que promete el Ministerio de Sanidad por estas infracciones (hasta 500.000 Euros para los más recalcitrantes) que van a dar capacidad para ello. Misión conseguida. Este Gobierno durante unos cuantos días seguirá sin ocuparse del paro, el déficit y el despilfarro. Y acumulando días de permanencia en el poder para sus pensiones futuras.
