Acabamos de leer que el viceconsejero de Educación de la Junta de Castilla y León ha afirmado que “cinco mil alumnos componen el núcleo duro de la conflictividad en Castilla y León desde hace varios cursos». A decir verdad uno no sabe si echarse a reír por la afirmación gratuita o echarse a llorar por la cantidad de alumnos y alumnas conflictivos en las aulas de la Comunidad. Lo curioso es que según este señor el número de conflictivos es aún mayor, pues esos cinco mil serían únicamente los conflictivos reincidentes.
Después rectifica y dice que la mitad de ellos sólo incurren en una falta, con lo que «deben ser considerados como alumnos normales que han cometido un error». ¿En qué quedamos? ¿Son conflictivos o no lo son? ¿Un alumno o alumna que comete un error es considerado como conflictivo? Para echarse a reír con las afirmaciones de este personaje de la Consejería de Educación.
Sería conveniente que el Observatorio para la Convivencia Escolar se reuniera más a menudo en Castilla y León. Seguramente tendría más claras las ideas y la catalogación de lo que es un alumno conflictivo. Más vale que aclare este político por qué cuando un director o profesor contacta con la Consejería de Educación para asesorarse, le pasan de teléfono en teléfono haciéndole perder la paciencia, el tiempo y la mañana, a la vez que comprueba la ineficacia de los responsables más directos que, por cierto, ‘pierden el culo’ para hacerse la foto y salir en los medios de comunicación ‘a toro pasado’.
Desconozco si lo de ‘echar balones fuera’ forma parte de los objetivos de la Consejería de Educación de Juanjo Mateos o el Observatorio solo observa y no actúa. Hay centros que se tienen que ‘comer con patatas’ a diario los actos de indisciplina del alumnado, porque desde la Consejería no se da ningún tipo de apoyo y tampoco desde los servicios periféricos de educación. Doy fe reiterada. Hay que presionar hasta el límite para que alguien se implique y no siempre se consigue. Sin duda, afirmaciones como las que hace el ‘vice’ no podría hacerlas a la cara de quien escribe.
Señor viceconsejero: no estaría de más que saliera a los medios de comunicación contando la cantidad de expedientes que hay en la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León sin resolver y el nulo apoyo que tienen los instructores de expedientes en los centros por parte de la ‘lenguaraz’ Consejería. Seguramente el señor viceconsejero no sabe que algunos instructores se ven obligados a asesorarse por abogados para sacar adelante un expediente. El Manual de Apoyo elaborado por la Junta es un documento de trabajo acertado, pero insuficiente, sobre todo cuando los servicios periféricos se esconden tras su propia ineficacia.
Terminamos con dos aspectos dignos de tener en cuenta: en primer lugar, el hecho de que la conflictividad no supere el 2,92% en la Comunidad; no sé de dónde saca el ‘vice’ ese dato, pero si es cierto, no hay duda que es muy positivo. Y en segundo lugar, ya era hora de que la Consejería de educación saliera a dar la cara y a mostrar «el apoyo y el cariño de la Junta y de la comunidad educativa» a los dos profesores del Instituto de Formación Profesional “Río Tormes” a los que algunos alumnos tirotearon su casa y su coche. Más vale tarde que nunca, aunque lo hayan hecho por las presiones recibidas.
La Consejería debería de haber salido a los medios tan pronto como se conoció que había una investigación al respecto por parte de la Guardia Civil. Pero han tenido que recibir quejas del profesorado y de muchos otros ciudadanos, tanto la Junta de Castilla-León como la propia Consejería, para que decidieran ‘soltar’ al viceconsejero a cubrir el expediente. Por lo que comprobamos, no aprenden ni cuando rectifican. Por cierto, como dicen en la oposición, cuando el presidente de la Junta no sabe qué hacer ante un problema, siempre ofrece la creación de un Observatorio y de paso lo aprovecha para colocar a más gente de su cuerda.