Siempre se consideró que los derechos adquiridos eran imborrables y acompañaban al ciudadano como un derecho permanente. Todo eso ha cambiado con el actual Gobierno socialista. Hace un tiempo era impensable que se rebajara el sueldo a un trabajador; pero ahí tienen cómo se ha ‘abofeteado’ a los trabajadores públicos y a los jubilados. Ni siquiera los Gobiernos de la derecha fueron capaces de reprimir al trabajador como lo ha hecho el Gobierno socialista. De ahí que proceda hacérselo pagar en las urnas cuanto antes.
El colmo de ese desprecio a la ciudadanía ha hecho que el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, a sus colaboradores más cercanos les confesara en la Semana Santa de 2009 que no tenían sentido las pagas extraordinarias de Navidad y del 18 de julio. No solo se masacran los derechos de los trabajadores, sino que además se les humilla.
Pero lo más grave no es eso; lo más doloroso es que los sindicatos se callan y la oposición no quiere saber nada. Desde el momento que mantienen sus derechos como intocables, lo demás les trae sin cuidado. Jamás, a lo largo de la Historia se había presenciado en España una política tan ‘barriobajera’ como la del Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero.
Pero volvamos a las pagas extraordinarias antes mencionadas. La de Navidad se pretende que desaparezca, porque España es un país aconfesional y esa paga tiene reminiscencias religiosas, mientras que la segunda es precisa su supresión, porque rebosa sentimientos y recuerdos franquistas, identificados con el 18 de julio, fecha considerada por la «derecha ultramontana» como la fiesta del Alzamiento Nacional contra la opresión, el caos y el asesinato frentepopulista. Zapatero ha ido más lejos al garantizar que “dará los pasos necesarios para su supresión antes de acabar la presente legislatura”. Y en ello está, aunque parece que el Sindicalismo Vertical Unificado se lo va a poner fácil. Nuestra pregunta es: ¿a cambio de qué?
Si a ello se une que también eliminará la desgravación por vivienda y rebajará considerablemente la subvención a los parados (esto sí nos parece justo), estamos ante la represión más feroz de los últimos años, en la línea de las expropiaciones del ‘Gorila Rojo’ de Venezuela, los encarcelamientos de disidentes en la Cuba castrista, los crímenes argentinos que denuncian las madres de la “Plaza de Mayo” y los asesinatos indiscriminados de la Bolivia de Evo Morales.
El presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, todo lo ha centrado en la represión al más necesitado, muy propio de la izquierda aturdida y adocenada y en la línea de mermar los derechos ciudadanos, restringir las aspiraciones obreras y cercenar el Estado del bienestar.
Hasta el momento lo único que ha demostrado el Gobierno socialista es que confía en que la ciudadanía se aplique el dicho proverbial del pobre: “Estaba furioso de no tener zapatos; entonces encontré un hombre que no tenía pies, y me sentí contento de mí mismo”.
Si a esto reducimos la aspiración ciudadana y toda su conformidad, ya podemos decir que el hombre está dispuesto a negar todo aquello que no comprende o que únicamente está en éxtasis cuando reza y cuando se afeita.