Desde que inicié mi inmersión en el mundo abertzale y de ETA, hace ya más de veinticinco años, no he dejado de escuchar que los miembros de la banda recibían malos tratos por parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. En algunos casos no solo han intentado convencerme sino que me han garantizado pruebas en forma de imágenes y manifestaciones directas, pero lo cierto es que nunca me lo ha demostrado nadie. Y estoy convencido que nadie me lo demostrará, sencillamente porque no existen. El Estado español no tortura en las cárceles. Los GAL no son temas del momento y van por otro camino, que no es más que el de la corrupción y el de la ‘devolución de prendas’.
De la misma forma que no existen los presos políticos que tanto airea la banda, tampoco existen los malos tratos ni las torturas a los miembros de la banda asesina. Hoy hay pruebas más que suficientes para demostrar que ETA alecciona a sus jóvenes e inexpertas ‘serpientes’ para que incidan una y otra vez en el tema de las torturas, pero hay indicios suficientes y declaraciones que demuestran que es un simple montaje para influir en los más ignorantes de la ciudadanía y en quienes sienten cierta inclinación hacia las actuaciones de la banda etarra. Sin duda, como las meigas, “haberlos haylos”.