El sindicalismo de clase es colaboracionista con el Gobierno socialista. El Gobierno se ha quitado la careta y ha regulado la reforma laboral. Una reforma que es una clara política ‘iluminada’ de izquierdas (también ha malgastado los ahorros del Estado y recortado el Estado de bienestar), aunque la insensatez y la torpeza de los sindicatos les lleva a pensar que son políticas neoliberales, si bien no saben en qué consisten esas ni lo que supone.
El Sindicalismo Vertical Unificado ha estado alineado con el Gobierno por intereses y, precisamente por eso, se ha desprestigiado tanto que ha montado su propio tenderete. El tenderete que mejor sabe montar: la huelga general. Si no hubiese colaborado con el Gobierno durante estos años pasados, no se hubiera llegado a esta situación. Van a recoger lo que han sembrado: rechazo, desidia y desprecio.