Valladolid ha sido declarada hoy «Ciudad Taurina» con una votación apretada. Ha salido adelante con los 15 votos de la derecha ciudadana, frente a los 14 de la ‘cencerrada’ izquierdosa o, lo que es lo mismo, catorce votos de la impostura socialista totalitaria, aderezada con el desconcierto de la izquierda ‘hundida’, como no podía ser otra forma.
En la exposición inicial se ha vinculado la Historia y las tradiciones del mundo del toro con la ciudad del Conde Ansúrez y, además, con la «la pervivencia de la ganadería de reses bravas más antigua de España (el raso de Portillo), el patronazgo de San Pedro Regalado sobre los profesionales taurinos o el trofeo que premia su labor con mayor trayectoria».
Con ello Valladolid se ha rebelado contra las «prohibiciones territoriales» y el afán por cercenar y arrinconar cuestiones de menor índole, mientras se abandona la lucha y el trabajo en las cuestiones que requieren auténtica y completa dedicación. No hace falta mencionar el daño que el Gobierno central está haciendo en los planos social, político y económico; sobre todo en la cuestión del paro, donde su ineficacia, su intransigencia, su nula planificación y el ‘baboseo’ sindical-obrero ha llevado a adulterar la realidad y a insultar a la clase trabajadora con el cierre de empresas y el colaboracionismo del Sindicato Vertical Unificado (CCOO-UGT) que constituyen el risible ‘burdel sindical’, mientras ponen el cazo para recibir ayudas a cambio de consentir que los trabajadores sean puestos de patitas en la calle.
Cualquiera tiene derecho a oponerse a cuanto le plazca, como muchos nos oponemos a la negociación con ETA o a que la ministra de «Igual-Da» bendiga el aborto y la ‘desiguardá’ o el ministro del Interior llegara a santificar las cloacas del Estado para el GAL. Amparados en ese mismo derecho comprobamos que, como ha dejado bien claro el ayuntamiento de Valladolid, el mundo de los toros es un hecho cultural, imposible de desvincular de nuestra cultura. A partir de aquí cualquier opinión igual o en distintos sentido es eso: otra opinión más.