Por Xavier Carrió.– La Generalitat de Cataluña vuelve a la carga con el mismo tema. El consejero de Innovación, Universidades y Empresa, Josep Huguet, que lleva dos años batallando con las universidades para aprobar esta exigencia, pretende imponer a aquellos que deseen acceder a la universidad como profesores que acrediten, mediante exámenes oficiales, el «nivel C» de catalán.
No es la primera vez que el Govern pone encima de la mesa de las universidades esta obligación. En junio de 2008, la entonces comisionada de Universidades, Blanca Palmada, intentó llevar a buen puerto la imposición lingüística. Pero las universidades se opusieron con firmeza, entendiendo que obligar a los docentes a dominar el catalán va en detrimento de la calidad educativa y limita las expectativas de los centros catalanes de posicionarse a nivel mundial, entre otros motivos.
Se limita a partir de ahora la posibilidad de que personalidades en cualquier materia tengan la posibilidad de impartir sus conocimientos por falta de dominio del catalán, por lo que se augura una emigración de cerebros hacia otras comunidades que no pongan tantas cortapisas.
En su deriva nacionalista ahora quieren dar una nueva vuelta de tuerca, la Generalitat está obsesionada por destruir cualquier signo de diferenciación y someter la libertad de los habitantes de Catalunya a sus criterios únicos y con la que esta cayendo, tanto en paro como crisis económica se dedica asimismo a presionar a los comerciantes para que hablen en catalán, bajo la amenaza de ser multados en vez de ayudarlos a salir de la crisis.
¿No habrá nadie en Catalunya que les diga a estos señores que con su política están arruinando una región que hasta hace pocos años fue rica y floreciente?
