Por Xavier Carrió.- Trinidad Jiménez tiene la cara triste. Ella dice que después de mucho pensar ha decidido salvar Madrid para el socialismo sin que su jefe se lo ordenara, pero ella miente muy mal y el rictus de su sonrisa, como vestal dispuesta al sacrificio, la delata. Vaya marrón que le ha soltado Zapatero. Todo sea por la causa socialista. Qué ha sido de su frescura y lozanía de otros tiempos cuando lucía 
la chupa de cuero peleando con Gallardón por el Ayuntamiento de Madrid del que salió huyendo en cuanto perdió las elecciónes. El encargo de su jefe le ha amargado las vacaciónes, ella ya tiene la experiencia que en Madrid no va a tocar el cielo, en realidad ella saltará en paracaídas. Dice que tiene un nuevo proyecto pero no dice cuál esperando que Zapatero la ilumine. Le tocará pelearse de nuevo por Madrid, esta vez contra Esperanza Aguirre, una vez se haya desembarazado de Tomás Gómez que ya fué nombrado por Zapatero para lo mismo hace cuatro años y con la seguridad de volver a perder.
Los madrileños ya tienen otra miembra del pijerío progresista que quieren encasquetarles a los díscolos madrileños. Su jefe, Zapatero, le ha pedido que compita de nuevo en Madrid. Ella es experta en todo y sabedora de nada, como demuestra por su paso por Sanidad con la gripe A y su fabulosa gestión y complicidad en el aborto «para todos los públicos», consiguiendo en su camino sanitario la animadversión de médicos, restauradores, fumadores o vendedores de bollería y un despilfarro en vacunas inútiles. Antes tuvo ocasión de fomentar nuestras magníficas relaciones con los dictadores de allende el Atlántico, dejando buenos recuerdos en forma de Fondos de Ayuda al Desarrollo como los que dejó en Cuba, Bolivia, Nicaragua, Argentina o Venezuela. Aquellos sí eran buenos tiempos.
Siempre ha estado a disposición de su jefe y habrá que esperar para ver después cual va a ser la recompensa, aunque al jefe le van quedando pocos recursos como no sea la promesa del papel de «madame» para poner orden a las miembras de este gobierno feminazi que dejará próximamente Fernandez de la Vega, ya caída en desgracia. Espero que el gran jefe monclovita no acabe «castigándola con su silencio» (Sevilla dixit) después de la derrota. Qué dura puede ser la indiferencia del «líder máximo», sin ver «la luz» sin la cual los sociatas no pueden vivir.
