Vuelve a aflorar la enfermedad catalana. Esa enfermedad es el complejo de superioridad mal entendido; es decir, un complejo de inferioridad utilizado como mecanismo de compensación. Y ha vuelto a manifestarse en la votación para intentar alejar la “fiesta nacional” de la región catalana, por muy pocos votos de diferencia. ¡Quién ha visto a Cataluña y quién la ve!
“Algunos piensan que por prohibir los toros seremos menos españoles”, ha dicho el portavoz del PSC. No se conforman con prohibirlos en su región, sino que critican lo que llaman sufrimiento del animal.
Estamos ante una corriente animalista que pretende salvar al toro bravo, nacido para morir en la plaza y en festejos varios (origen y señal de identidad de su crianza) y consiente a la vez el sufrimiento humano, traducido en el descuartizamiento y muerte del niño en el vandálico, degenerado, inculto y monstruoso aborto, propuesta por la indigente intelectual, Bibiana Aído, y aprobado por el ridículo Gobierno de Rodríguez Zapatero.