Está claro que en el ‘razonamiento‘ de los 22 años no podemos ampararnos, pues de hacerlo así, alguien con esa misma edad daría de bofetadas al presidente del Gobierno, por poner un ejemplo, y estaría disculpado o incendiaría la catedral de la Almudena o el museo del Prado y habría que darle palmaditas.
Hay quien madura con dignidad teniendo 22 años, mientras otros siguen teniendo separados los amores y los odios. Ya se sabe que «un hombre educado es el que tiene los amores y los odios juntos», como pensaba Lyn Yutang.
¡Ya está bien de insensateces y de no asumir la responsabilidad que compete a cada uno! No es de extrañar que, con actitudes irresponsables e impresentables como las mostradas por Piqué y Cortés, ocupen puestos de responsabilidad los Garzones, Aídos, Pepiños, Bonos, Sindes y otros personajes poco gratos a la sociedad y abanderados del provecho propio con lo ajeno. Decía Charles Schulz que «una buena educación es lo mejor después de una madre ambiciosa».
Cualquiera diría que en el jugador del F.C. Barcelona — Gerardo Piqué — y en su lugarteniente del escupitajo — Cesc Fábregas — han confluido todos los fracasos de la denostada LOGSE, la desmemoriada LOCE y la vulgar LOE. Eso del falso igualitarismo y de igualar a todos por abajo lleva a lo que lleva. Y es lo que hemos presenciado en la persona del autor del descomunal gargajo que tuvo como destinatario al directivo de la FEF.
Lo más duro es comprobar que en algunos sectores se disculpa esa brutalidad.