La desconfianza en el Gobierno de Rodríguez Zapatero es tal y de tal magnitud que los mercados internacionales negaban cualquier financiación a España, tanto en lo relativo al Tesoro como en cuanto afectaba al sector privado. Y cuando decimos el sector privado nos estamos refiriendo a los bancos españoles y a las cajas de ahorros. Estamos ante un Gobierno que no se merece el respeto de la ciudadanía y mucho menos la confianza de la Unión Europea. Si a ello unimos que la reforma laboral está pensada contra los trabajadores, el Gobierno se arriesga a que el pueblo le lleve al ‘paredón’ en las urnas.
El daño ya está hecho. Las empresas cierran y se deslocalizan siempre que pueden. El paro sube cada día más, a pesar de la estacionalidad. Los capitales se marchan de España; nunca se había marchado tanto capital de España desde la muerte de Francisco Franco en 1975. El Gobierno de Zapatero no da para más; además de cortito, ha demostrado ser un manirroto y esquilmador. ¡Maldito bastardo!
La desconfianza en Zapatero es brutal en estos momentos. Hasta el socialista, Miguel Boyer, ha dicho que el Actual Gobierno está lleno de incompetentes y de mediocres, acompañando a la mediocridad del propio presidente. Lo compara con otros Gobiernos y sale perdiendo el de Zapatero, por la inutilidad de sus miembros. Boyer pone a prueba a personajes como Pajín y ‘Pepiño’ Blanco, de quienes dice que ninguna empresa contrataría en sus filas por su falta de preparación, su mediocridad y su insuficiencia personal.
Lo curioso de esos personajes es que fuera de la política no son nada ni nadie. Representan el rechazo social, el provecho propio y el ‘burdel’ socialista. Representan, en definitiva, la vergüenza de un Gobierno que ha hundido a España, ha eliminado cuatro millones de puestos de trabajo, ha contribuido a que grandes capitales empresariales se vayan de España, ha permitido que ETA entre en las instituciones democráticas y a la eliminación egoísta de la solidaridad en España. Todo el pescado está vendido: lo que toca el socialismo queda maldito para los siglos. La Historia habla en «Roman Paladino».