Nada nos extraña la colección de patrañas que abandera el socialismo, pues hasta en política se le considera un eterno parricida, ya que «mató a su madrastra, la República, y a su hermanastra, la Libertad», en palabras de Balzac. Y llegado el caso ‘ponen a mamá a la venta’, si es preciso con tal de perpetuarse y ‘amarranar’ la libertad que tanto tiempo hemos tardado en conquistar.
Hace muchos decenios que la izquierda dejó de luchar por las libertades, porque no cree en ellas ni entiende su auténtico sentido; lo hace por lo que entiende egoístamente como libertad, que es su libertad, también entendida como represalia al vecino que no piensa de igual manera. Ahí tienen los ejemplos del ‘clan de la ceja’, el esperpento de ‘Nunca Màis’ y el babeo del ‘No a la Guerra’, pero hay decenas de ejemplos a lo largo de la Historia del fraudulento y vulgar socialismo.