Patxi López, actual lehendakari vasco, defiende actualmente lo mismo que debería de haber defendido siempre. Otra sería su imagen de hoy si, en vez de jugar a negociar durante años, hubiera dado a tiempo un puñetazo sobre la mesa y hubiera mandado a ‘tomar vientos’ al incompetente Rodríguez Zapatero. Al menos ha servido de algo el chasco que se llevó con ETA y su entorno. Hoy sabe firmemente que la negociación no es viable y que barbaridades similares solo caben en la cabeza de Sastre y poco más.
Hay dos claves en el actual modelo que defiende López. Por una parte destacar el compromiso de no destinar partidas económicas para visitas a los presos etarras que no condenen la violencia y, por otra, la firmeza de tener presentes a las víctimas de ETA en todo momento, otorgándolas el merecido reconocimiento y recuperando con ellas el tiempo perdido durante los años de gobierno del PNV.
No cabe duda que las cosas empiezan a cambiar. Un nuevo ciclo se ha inaugurado en el País Vasco. Por cierto, un ciclo que sigue sin entender ni asumir el Partido Nacionalista Vasco. De la misma forma que sigue sin reconocer el daño hecho a la sociedad vasca, basado en sus ayudas soterradas a ETA, en su calurosa amistad con base en la cobardía y en el miedo y, lo que es más doloroso, su permanente ambigüedad cubierta con ‘lágrimas de cocodrilo’ moribundo.
La sociedad vasca tiene una deuda intensa con las víctimas del terrorismo etarra. Una deuda que hace tiempo reconoció la sociedad española, aunque exista alguna excepción procedente del entorno socialista de esa ‘peña’ que se da en llamar Gobierno de España. La negociación y el amamantamiento a ETA, con la aquiescencia de Rodríguez, no es fácil de olvidar y tampoco de perdonar. Aquí Patxi López jugará un importante papel; aunque las sospechas, la desconfianza y la falta de credibilidad en el presidente del Gobierno estén presentes en todo momento.
No cabe duda que deslegitimar el terrorismo es uno de los caminos más firmes para dar a conocer fuera de nuestro suelo patrio quién es ETA, a qué dedica todo su tiempo libre y cómo lo hace. Cualquier campaña que inicie el lehendakari y su Gobierno serán bien acogidas, porque el trato con ETA sólo debe hacerse desde la perspectiva policial, judicial y penitenciaria.
Todo parece indicar que la policía vasca va a tener un cometido claro contra el terrorismo. Han desaparecido los tiempos en que el PNV represaliaba las actuaciones de la Ertzaintza contra la banda. “Está preparada y tiene ganas de trabajar al máximo”, ha dicho López en una jugosa entrevista recogida por Europa Press. Entrevista que no nos cansamos de ‘saborear’.
La policía vasca, junto con la gendarmería francesa y los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado son los instrumentos para que el concierto suene con dignos acordes para la desaparición de la banda, la condena íntegra de las penas, la represión contra el enaltecimiento del terrorismo y la entrega de las armas.
La creación de esa “unidad especial” contra el terrorismo debe convertirse en la red que permita atrapar a quienes matan y adormecen a la sociedad vasca. La red que lleve a la desaparición de la banda y al encarcelamiento de sus secuaces. Dicho sea de paso, auténticos asesinos y nada que ver con lo que conocemos como presos políticos.
La democracia tiene cercado al terrorismo y la muestra más clara es la condena cada vez mayor por parte de la sociedad vasca. En el resto de la sociedad española no hay margen para la duda y tampoco para la sospecha; aunque a algunos siga dándonos miedo un presidente como Rodríguez Zapatero; sin luces, con excesivas sombras y rodeado de muy oscuro, torpe y vulgar asesoramiento.
Espero que le dure.
Con los socialistas no puede estar uno seguro nunca.