La miseria seca el alma y los ojos además, en palabras de Rosalía de Castro. Esa miseria ha vuelto a hacer uso de ella el Gobierno con la utilización interesada e inadecuada del CIS. Es el peligro de las segundas legislaturas; se familiarizan con lo que es de todos y acaban pensando que forma parte de sus vidas. La experiencia demuestra que es el eterno signo del comportamiento del socialismo.
Con la tropelía cometida, la presidenta del Centro de Investigaciones Sociológicas ha caído en total descrédito, además de haberse comportado con mala fe y peores intenciones. Ni siquiera ha sabido aplicar la experiencia, y mucho menos manejar la cocina, de cara a las elecciones europeas. Hasta los más escépticos sabían que Europa importa poco a los españoles o, por lo menos, a buena parte de ellos. Como dice un concejal socialista muy conocido en la política nacional: “El Parlamento europeo que mande dinero, calle y deje de crear problemas”.