Lo de Otegi es para nota, pero para nota mala. Algo así como: “muy deficiente”. A este personaje le han aturdido durante su tiempo en prisión. Por cierto, un tiempo que ha servido para que pierda peso entre la izquierda abertzale. Ni siquiera ha sabido ganarse a los presos etarras. Eso quiere decir que no pinta nada en el ámbito abertzale.
Nos llama la atención que Otegi siga hablando de retos. Y que entre ellos hable de conseguir las condiciones para volver a negociar, así como recobrar el proceso de negociación partiendo de lo acordado con el Gobierno Rodríguez. Este personajillo del mundo abertzale se ha vuelto loco o el speed del que abusa se lo han adulterado de mala manera. ¿Pero dónde se cree que está? Ni va a trabajar por el mundo abertzale, ni tiene ya peso entre los suyos. ETA le ha dejado a los pies de los caballos y no cuenta con él.
Se ha pasado tres pueblos al aludir a la negociación. Una negociación que constituyó el gran error del presidente Rodríguez y de su obediente ‘muñeco bailarín’, Chuchi Eguiguren, así como la acción vehicular de todas sus mentiras. Ni habrá negociación, ni volverán a crearse las condiciones para ello; no obstante, hay que estar vigilantes para que el socialismo vasco no intente movimientos que solo conducen a revitalizar a ETA y a hacer creer a la banda asesina que puede negociar con los Estados español y francés en plano de igualdad.
Eso del “…proyecto político atractivo que lleve a Euskal Herria a ser un Estado” me suena a estupidez y a ignorancia. A ETA no le interesa nada del País Vasco, salvo la represión y el sometimiento de los “vascos y vascas”, como diría Ibarreche. Y para ello tienen que seguir engañando a cuantos se ponen por medio; por cierto, bastante fácil en la actualidad al ‘tropezar’ con la generación LOGSE, más dada a actuar de becerro que a pensar y a trabajar por el desarrollo de España y del País Vasco.
Irlanda y Escocia no tienen nada que ver con la realidad vasca. Eso prueba la ignorancia y el desconcierto que atesora Otegi. El independentismo vasco es una patochada de grueso calibre, a la que solo aluden ‘despojos’ como Otegi y demás miserables que aún creen en las posibilidades del mundo abertzale, ERC y poco más. Decía R. Tagore que la diferencia entre lo sutil y lo vulgar no está más que en la ignorancia que acompaña a cada uno.