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Nadie lo pone en duda. José Bono supo estar a la altura de las circunstancias ante quienes aún piensan que todo el monte es orégano. Con este acto, a los organizadores les ha salido el tiro por la culata.
Quienes salieron ‘corriendo como conejos’ en cuanto tuvieron ocasión, al igual que lo hicieron sus líderes de barro dejando a España a la intemperie y a merced del Fascio, o se quedaron sin argumentos políticos, éticos o sociales, han recibido una lección por parte del presidente del Congreso de los Diputados.
Seamos serios: ¿merecen homenaje quienes abandonaron España por cobardía, ética equivocada y resentimiento? No, siempre y en voz alta diré que NO lo merecen. Eso mismo es lo que piensan miles de socialistas del PSOE, para quienes estos falsos republicanos son simplemente «Comunistas del Niño Jesús»; es decir, falsos comunistas y negativos socialistas.
No solo no han sabido estar a la altura del homenaje, sino que todo acabó como el Rosario de la Aurora; es decir, como no estaba previsto y a la carrera.
Lo mejor del acto ha sido José Bono, sin lugar a dudas. Lo peor: intentar recrear una Memoria Histérica olvidada en el tiempo, que se pretende plasmar con calzador y que es mejor no volver a recordar. «El derecho y el deber — decía Lamennais — son como las palmeras: no dan frutos si no crecen uno al lado del otro». Así, como lo leen.
Esta cuadrilla de homenajeados, o al menos quienes pasearon la bandera republicana por el Congreso, con no muy buena intención, han quedado como ‘Cagancho en las Ventas’, aunque faltaron las almohadillas desde el tendido. Siguen siendo un peligro, al igual que quienes alardean con el trapo del ‘aguilucho‘ (Águila de San Juan).
Quieren ser víctimas siempre. Nunca reconocerán que abandonaron España a su suerte, así como a sus compañeros que luchaban por España. Y eso trajo lo que trajo después. Como decía un buen amigo, socialista castellano él, estos republicanos de tamboril son como la gata Flora: «si la follan, grita, y si no la follan, llora».