No es de recibo que el principal partido de la oposición levante la bandera del trabajo para hablar de la eliminación del fracaso escolar. No es lo mismo defenderlo en los momentos del proyecto de la derogada LOCE que cuando se está en la oposición. Con el paso del tiempo, uno tiene la asentada costumbre de releer documentación ya pasada para mejor comprobar la perspectiva temporal y casi siempre surgen sorpresas.
A finales de mayo del año pasado, el Partido Popular presentó un documento llamado “Por una educación de calidad con equidad y libertad”. El documento presenta muchas frases hechas, además de muchas otras plagiadas. Estas últimas procedentes de las sugerencias que habíamos hecho en las comunidades autónomas. Nunca entenderé el motivo por el que algunos políticos hacen tantas trampas y muestran como suyo lo que es de otros investigadores, estudiosos, analistas, técnicos, asesores o periodistas. ¿Por qué ese falso escaparate?
En el citado documento, la ausencia de medidas preventivas sobre el fracaso escolar es total. El paso del tiempo pone de manifiesto que el documento es más un compendio de datos para hacer oposición que para trabajar en un proyecto de construcción colectiva. Comprobamos que desde el principal partido de la oposición no se ha trabajado con realismo ningún plan serio contra el fracaso escolar y la evaluación del sistema educativo. En este sentido, la LOCE se quedó en mera parafernalia y en una simple intención, cuyo final se nos antojó imposible. Si al principio suscitó esperanzas y confianza entre el profesorado, no tardó en hundirse ante las nulas perspectivas.
A pesar de los patinazos del Partido Popular en educación, algunas comunidades autónomas como Navarra, Madrid y Murcia han entendido perfectamente que la orientación es un pilar básico en la formación profesional. Es muy satisfactorio mirar a Europa y comprobar que hemos sabido adoptar y adaptar muchos de los aspectos positivos existentes en otros países. Hoy se puede decir que en casi todas las comunidades autónomas tiene un extraordinario tratamiento la formación profesional, además de estar claramente afianzada e inmersa en programas de calidad y excelencia. A pesar de ello, aún quedan muchos aspectos interesantes por adoptar de la formación profesional implantada en Suiza, Bélgica, Alemania y Francia.
Siempre he defendido que la formación profesional es clave dentro y fuera del sistema educativo. Ello es así en numerosos países. Si nos fijamos en Alemania, por poner un ejemplo, y observamos datos objetivos, podemos comprobar que algo más de la mitad de sus trabajadores proceden de la formación profesional, donde está altamente considerada y la admiración por la misma goza de una cota semejante a la que existe en España por la universidad.