Mejora de la Convivencia Escolar

jesus1.JPG Jesús Salamanca Alonso

La Justicia siempre va por detrás de los actos delictivos, de la misma forma que la Iglesia va por detrás del progreso social o el Ministerio de Educación y Ciencia suele ser empujado por las necesidades que surgen en el ámbito educativo. Es precisamente en este último ámbito donde los técnicos ministeriales se han visto obligados a actuar con urgencia, precisión y seriedad. Si en estos momentos preocupan muchos aspectos del sistema educativo, tal vez el que más problemas genera es el de la convivencia escolar.

La ministra de educación, Mercedes Cabrera, se lo ha tomado en serio. Recientemente, en una entrevista periodística, demostró que no es una de las ‘ministras florero’. Ella va más allá, mucho más allá. Conoce en profundidad las necesidades educativas y sabe cómo abordarlas en busca de soluciones. Para los docentes es una satisfacción contar con una ministra que busca y propone soluciones. Hasta este momento estábamos acostumbrados a comprobar cómo los ministros y ministras del Gobierno de Rodríguez Zapatero creaban un problema detrás de cada solución. Algo así como el mundo al revés, pero sin ficción.

Mercedes Cabrera, bastante centrada en el mundo educativo y equilibrada en sus decisiones y propuestas, pretende que exista un número suficiente de docentes cuya formación sirva para asesorar en convivencia a otros docentes. La ministra pretende que en dos o tres años haya veinte mil profesores-asesores y los recursos formativos precisos, sin reparar en gastos. La perspectiva ministerial es muy apropiada para los tiempos que vivimos; máxime, si tenemos en cuenta que los problemas de convivencia están en todos los centros, sin que ello suponga dar a entender que son lugares insufribles. La convivencia va más allá del día a día o del problema puntual entre docentes, discentes o entre ambos. Nunca es tarde para rediseñar la parte más deteriorada del sistema educativo.

Desde nuestro punto de vista, lo único reprochable al Plan de Convivencia Escolar, que firmaron entre el MEC y gran parte de la comunidad educativa, es que las comunidades autónomas se han adelantado considerablemente al Ministerio. Es lógico que sea así, sobre todo si tenemos en cuenta que todas tienen transferidas las competencias educativas y no pueden permitirse el lujo de “ver los toros desde la barrera”, cosa que sí puede hacer el Ministerio de Educación y Ciencia. Como suelen decir las comunidades con gobierno socialista: “el Ministerio que pague, observe y aprenda”.

El Plan de Promoción y Mejora dela Convivencia Escolar debe ir más allá de planificar simples cursillos para salir del paso. El objetivo anunciado por la ministra Cabrera pretende que, transcurridos uno o dos años, exista al menos un profesor preparado “para formar a formadores” en convivencia en cada centro público y público-concertado. Es un objetivo nada desdeñable; pero que no olvide el MEC los fallidos planes de ‘Formador de Formadores” de la época de José María Maravall Herrero y Alfredo Pérez Rubalcaba – planes conocidos en el ámbito docente como FOFOS –, cuyo objetivo primordial fue colocar a los afines del partido socialista y del ‘sindicato hermano’. Tampoco debe olvidar el equipo de la ministra, Mercedes Cabrera, que mientras el Ministerio de Educación y Ciencia apenas ha iniciado su andadura en temas como la Convivencia Escolar, las comunidades autónomas han avanzado mucho, en firme y sobre seguro.

Cada comunidad autónoma tiene sus competencias en materia educativa y sería una lástima que la interferencia no fuera lo suficientemente acertada, como ha sucedido en otros temas puntuales. Sirva como ejemplo la permanente interferencia del ministro Caldera en temas de inmigración, trabajo y dependencia social, en busca de votos, fotos periodísticas e intento de arreglo de su deteriorada imagen.

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