Víctimas, fidelidad y agallas

jesus2.JPG Jesús Salamanca Alonso

       Siempre es buen momento para tener presentes a todas las víctimas del terrorismo y de cualquier forma de violencia, al igual que cualquier momento es nefasto para el olvido. De ahí la permanente necesidad de recordar a este enfermizo Gobierno que las víctimas existen, que precisan ayuda de todo tipo, que hay que estar de ese lado y no ceder ni un solo ápice ante los violentos. Recuerdo frente a olvido. Convivencia frente violencia. Lealtad frente a traición. Fidelidad hacia las víctimas, ante todo.

       Estos días hemos escuchado y leído las contundentes reflexiones de José Antonio Ortega Lara sobre la no procedencia de negociar con los terroristas. De la misma forma que no hay que hacer oídos sordos al pronunciamiento del jefe de la oposición respecto a la necesidad de la unidad; pero una unidad “para derrotar a ETA y nunca la unidad para negociar con los terroristas”. Semejante claridad se aprecia en las declaraciones del ministro de Justicia, López Aguilar (¡Qué buen vasallo si tuviera buen señor!), por lo que resulta difícil casar la intencionalidad de un presidente desbordado y aturdido — que reiteradamente incumple sus obligaciones de política exterior — con la atadura de manos y claridad de ideas de su ministro de Justicia.

       La inseguridad generada desde el entorno gubernamental es cada vez mayor y más rechazada por una mayoría social, según los sondeos. Problema que ha sido alimentado por la revitalización de ETA y la permisividad con el entorno abertzale. Y que aumenta tras el cómplice silencio de casi todas instancias de poder ante los premeditados silencios de Otegi, Barrena y Petrikorena al declarar en los juzgados por el presunto delito de desobediencia.

       Pero parece que no es suficiente con la que está cayendo, porque los ‘pacíficos plataformistas’ de Etxerat se echan la manta a la cabeza y revientan un Pleno del Ayuntamiento de San Sebastián para pedir la libertad del sanguinario terrorista De Juana Chaos. Conocedores del fraude de su icono encarcelado, rozaron el silencio sepulcral cuando la portavoz del Partido Popular hizo frente a los proetarras al grito de “llevad unos bollos para el muerto de hambre”. Es con actitudes como la de María José Usandizaga – ¡Va sobrada de agallas y de razones! – como se responde a los violentos, que sepan que no dan miedo, que carecen de razón, que no se saldrán con la suya y que su destino final es la derrota; aunque Juan José Ibarretxe renuncie a la misma, lo que confirma que el PNV no es nada sin ETA: ambas formaciones se complementan y mucho. Pero lo que más preocupa es que ambas se necesitan.

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