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Si Stanislavski levantara la cabeza

 

Foto de Marcin Biodrowski (http://www.flickr.com/photos/marcin_b/3104881461/)

Un jugador simula una falta durante el partido de semifinales de la Copa América entre Venezuela y Paraguay. El ex delantero del Real Madrid Hugo Sánchez, que comenta los partidos para la cadena Univisión, se refiere a la maniobra como «teatral». Y éste es el diálogo que sigue entre los comentaristas:

– Sí, sí, el manual de Stanislavski que todo futbolista tiene como manual de cabecera -dice uno de los locutores, haciendo un alarde de conocimiento dramatúrgico.

– El manual ¿de quién?, responde otro comentarista, completamente desorientado.

– ¿Qué es eso?, contesta Hugo.

El erudito periodista aclara:

– ¡De Stanislavski!, aquel de la actuación, el manual de la actuación, dice vagamente, con cierta inseguridad. Da la impresión de que hasta ahí llegan sus conocimientos sobre el bueno de Constantin.

Y aquí, la perla de Hugo Sánchez

– Suena como el nombre de un medicamento para la tos, para la garganta.

Copia y pega: entrevista a un futbolista derrotado

Partido Real Madrid-Atlético de Madrid

Foto de Rosa Jiménez Cano

Tras muchos años escuchando a los jugadores de fútbol declarar después de los partidos, creo que ya no hace falta que los periodistas pierdan más tiempo. Todos dicen lo mismo. Por eso, he diseñado una plantilla de entrevista a jugador derrotado basada en la que le hicieron ayer en la Cope a Fran Mérida después de la derrota del Atlético ante el Real Madrid en el Calderón. Los huecos se rellenan con el equipo de turno y se publica. Copiar y pegar. Nadie se va a dar cuenta. En cursiva, los tópicos más recurrentes.

– (Nombre del jugador), ¿se ha acabdo muy rápido la esperanza, no?

Creo que el gol nos ha hecho mucho daño y ha sido una pena porque, en el caso de haber metido el primero, creo que podríamos haber apretado. Ellos creo que ellos tampoco han llegado demasiado. Pero creo que con el 0-1, pues nos ha hecho mucho daño y la eliminatoria se nos ha puesto muy cuesta arriba.

– ¿El vestuario está muy tocado, o prácticamente se asume de manera entera este asunto?

Hombre, perder contra el (nombre de equipo) en el (nombre de estadio local) nunca se asume, 10 minutos después, y obviamente estamos un poco tocados, pero bueno, creo que a partir de mañana hay que levantarse con la cabeza alta y hay mucha temporada por delante, muchos objetivos y hay que ir a por ellos.

– ¿Queda mucha temporada por delante, pero lo que queda va a estar difícilísimo. no?

Hombre, sabemos que no va a ser fácil, hay equipos ahí compitiendo y bueno nosotros tenemos que darlo todo, es nuestra obligación y yo confío en que este equipo va a levantarse y va a tirar para adelante. Creo plenamente en los jugadores y en que todos vamos a remar p’alante.

– ¿No habría hecho falta un poquito más de, no sé, de garra, de espíritu, de furia, de meterle un poco más en aprietos, me ha parecido un poco light el partido, ni chicha ni limoná?

No sé, no sé, yo sinceramente he tenido la sensación de que dentro del campo el equipo ha dado la cara y bueno, creo que no hemos jugado nuestro mejor partido con el balón, pero creo que el equipo se ha desgastado y lo ha dado todo. Somos conscientes de que se podría haber hecho mejor pero como te digo el gol nos ha hecho mucho daño, ellos no son un mal equipo, ellos son inteligentes, han intentado dormir el partido y bueno… Creo que el primer gol es el que nos ha matado.

Y te pregunto a ti, ¿cuáles son tus tópicos futbolísticos favoritos?

El fútbol de chapas se moderniza… ahora se juega en el iPhone

Casi sin darnos cuenta, nos hicimos mayores. No hace mucho, cargábamos montones de chapas en los bolsillos y nos acodábamos en cualquier rincón para jugar apasionados partidos de fútbol.

O, Playmobil en mano, remedábamos duelos épicos entre el Inter y el Milán sobre una tabla de madera aglomerada, en la que habíamos dibujado las líneas de un campo de fútbol, y sobre la que nos dejábamos literalmente la piel de los dedos, disputándonos una ajada canica china que hacía las veces de pelota, para intentar introducirla con habilidad en una portería hecha de listones de madera y redes de bolsa de mandarinas.

O pasábamos horas simulando grandes vueltas por etapas sobre un tablero compuesto por folios en los que dibujábamos carreteras de distintos colores (según fueran tramos de montaña, llano o descenso), con un pelotón hecho de corredores de papel y cartón, y movidos a ritmo de dados.

Pero hoy me escribió mi hermano Miguel, con el que había jugado a todo eso, para contarme que ya estaba disponible en iTunes el Marca Cap, una aplicación para iPhone que él mismo desarrolló y que simula el fútbol de chapas, aquel que antes jugábamos con chapas de verdad, con olor a Fanta naranja o a cerveza rancia. Su aplicación me pareció increíble, adictiva, aunque sin el olor a Fanta ni a cerveza rancia. La descargué en mi teléfono y me puse a jugar, sin poder reprimir la nostalgia de aquellas tardes de fútbol y ciclismo en nuestra habitación, en aquella atmósfera cargada de sudor y gritos, en la que soñábamos con ser deportistas.

Aprende a tocar la vuvuzela en menos de dos minutos

Ya sé que el Mundial de Sudáfrica acabó hace semanas (aunque parecen años) y que las vuvuzelas se pasaron de moda, pero nunca está demás para la cultura general de la gente aprender a tocar un instrumento. En este vídeo se aprecia cómo se le puede coger el tranquillo (hacía mucho que no usaba esta palabra) en menos de dos minutos, incluso con dos copas de más.

Me tocó conocer a Valderrama

Hay figuras que han destacado en su disciplina pero han pasado a la historia por otros motivos. Quizás sea ése el caso del «Pibe» Valderrama, el futbolista colombiano con mejor toque de balón, pero al que en España se le recordará por otro tipo de toque.

El sábado tuve oportunidad de conocerlo en persona. Me saqué una foto con él y se la envié por e-mail a J. y a M. En mi mensaje, les decía:

«Me tocó trabajar este sábado… pero tuvo su compensación».

M. me respondió:

«jajaja, que guay! y no le tocaste los huevos?»

Y J., más sutil, también me contestó en esa línea:

«Te tocó trabajar, tocaste a Valderrama».

¿Hay alguna duda sobre por qué se le recuerda al «Pibe»?

Definiciones

Foto de Zzclef

Chorreo: Leer aquí la definición precisa.

La maquinica de fútbol

Ahora las llaman videoconsolas, pero en mis tiempos las conocíamos como «maquinicas». Hace más de 20 años, el tío Verio me regaló una de fútbol. El objetivo del juego era muy elemental: mover al portero con pericia y velocidad para evitar que le colaran goles. Con cada atajada, los delanteros se hacían más diestros y siniestros hasta que sus contragolpes eran mortales de necesidad (este tópico del periodismo deportivo es de mis favoritos).

Pasé horas jugando con aquella «maquinica» hasta que un buen día (estas cosas siempre pasan en un buen día, nunca en uno malo) me cansé y la dejé arinconada, en homenaje al mítico portero de la Real Sociedad. Se quedó olvidada en un estante de mi habitación y, después de una mudanza, terminó encalada (cuántas ganas tenía de usar esta palabra de mi infancia) en el armario del comedor.

Pero la «maquinica» se cobró su venganza y desde entonces, todos los días de los últimos 13 años, se activa a las cuatro y dieciseis de la tarde para entonar una versión cibernética del «Para Elisa» de Beethoven con la única misión de perturbar nuestra siesta. La melodía se escucha en toda la planta baja y nos saca de la modorra. Con esta treta, consigue que nos acordemos de ella, ya sea para maldecirla o para comentar que «las pilas de antes duraban mucho más», porque desde que me la regalaron jamás le puse unas nuevas. Ahora, mientras escribo esto, y después de tantos años, caigo en la cuenta de por qué una «maquinica» de atajar balones tenía como alarma esa pieza de Beethoven: «!Para, Elisa!»

Juegos de patriotas

Si hay algo admiro de los estadounidenses es su patriotismo. Siempre les he envidiado ese fervor por su país y el amor a la bandera y los ideales que representa. Y pensaba, ¿Cómo lo harán? Ahora ya sé.

Catita jugó el sábado su primer partido de fútbol con los Lightnings. Después de calentar, una voz por megafonía llamó a todos a levantarse: «Could you please raise for the playing of the national anthem». Se hizo un silencio sepulcral y empezaron a sonar los acordes  de «The Star-Spangled Banner», mientras ondeaban las barras y estrellas. Al terminar, tronaron los aplausos.

El domingo por la noche, hablaba con Catita, y le preguntaba si se sabía el «pledge of allegiance». Sin titubear y con la mano en el corazón, empezó a pronunciarlo:

«I pledge allegiance to the flag of the United States of America and to the republic for which it stands, one nation under God, indivisible, with liberty and justice for all.«

Me impresionó escuchárselo a mi hija de cuatro años. Y ahora lo entiendo.