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Que tu paso deje poso

(Foto de Joshua Davis)

Las dedicatorias que escribe mi tía Raquel en los libros que me regala suelen ser muy profundas. Invitan a la reflexión. Son fruto de su propia experiencia. Vivencias destiladas en frases contudentes. Me acaba de regalar la «Nostalgia del absoluto», de George Steiner. En su dedicatoria, dice:

«En momentos de tanto fraude, corrupción, falsedades e injusticias sociales, y próxima a cumplir 70 años, sólo deseo que tu paso por este mundo lo mejore».

Todo un desafío y un ideal que vivir. Me recuerda a otra de las grandes citas que leo y releo, y vuelvo a leer.

«Que tu vida no sea una vida estéril. Sé útil. Deja poso. Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor».

Ser útil, dejar poso, iluminar, mejorar el mundo. Hace falta.

La fama es sueño

El refranero dice:

«Cría fama y échate a dormir».

Pero con los años he aprendido que con dormir ya tienes suficiente.

Espermatozoides en el concesionario

(Foto de JeffK)

Hoy llevé el coche al mecánico. Los frenos hacían un ruido raro desde hace días. Me quedé en una salita del concesionario esperando a que arreglaran el problema.

Había gente leyendo revistas, madres persiguiendo niños, una abuela tecleando en un portátil… De ruido de fondo, un programa de televisión sobre salud. El presentador debía estar hablando de algún tema delicado porque varios en la sala le prestaban atención. De repente se hizo el silencio. Y entonces, la frase que llegué a escuchar:

«No vamos a dejar de lavar los platos porque se reduzca el número de espermatozoides».

Después de la carcajada general se hizo el silencio y cada uno volvió a lo suyo: unos a leer revistas, otros a perseguir niños y una abuela a teclear en su portátil. Yo quedé sobrecogido con una frase tan platónica.

Dos formas distintas de protestar

FOTO DE RASTAFABI
FOTO DE RASTAFABI

«Si te fijas en otros países, cuando se la gente se enfada, se van a la huelga, hay disturbios, nosotros los estadounidenses simplemente enviamos correos electrónicos en letras mayúsculas».

Jon Stewart entrevistando al periodista Jack Cafferty.

Mirada optimista a la crisis económica

FOTO DE LAFFY4K
FOTO DE LAFFY4K

Después de mi encuentro con Paco el taxista en Barcelona, asistí a una conferencia en el IESE sobre «Innovación, inversión e ilusión», una mirada optimista y esperanzadora a la crisis económica que agobia al mundo y no lo deja dormir tranquilo.

Hablaron varios empresarios exitosos, entre ellos el co-presidente del grupo Barceló, y el profesor Pedro Nueno. Rescaté algunas perlas que pueden servir para la reflexión:

«La actitud ante la crisis debe ser la de estar dispuestos a volver a empezar más que la de resistir».

«Quizás no se pueda ver el futuro, pero lo podemos inventar».

«A pesar de la crisis y de la falta de ingresos no hay que desmontar los equipos que te han dado el éxito».

«La buena noticia es que ya queda menos de la crisis».

«A la hora de seleccionar a la gente hay que fijarse más en los valores que en lo que saben».

«Hay que cultivar el inconformismo; podemos hacer cosas por mejorar las cosas».

«El único turista malo es el que no viene».

El mejor oficio

Como periodista, uno sufre o disfruta por los encabezados y el manejo que hace de las noticias; gozamos cuando hallamos una joya, pero sufrimos como perros cuando vemos la forma en que se maltrata el idioma.

Gabriel García Márquez, en uno de los seminarios de la Fundación Nuevo Periodismo en Monterrey, México.

Aprovecho para recomendar la famosa conferencia de Gabo ante la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa en Los Angeles en Octubre de 1996 y que tiene el título de este post.

La prueba de tu existencia

Foto de Jacob Bøtter
FOTO DE JACOB BOTTER

«Facebook, ergo sum». Cada vez más, tengo la impresión de que si no estás en Facebook es como si no existieras. Podrás echarle muchas ganas a todo e incluso ganar una medalla de oro en Beijing, pero si no pones una pica en Facebook no hay nada que hacer. Tomo el ejemplo de D. Hasta hace unos días no tenía perfil en Facebook. Aunque se sentaba en mi misma mesa de trabajo, charlábamos entretenidamente durante horas y la escuchaba teclear febrilmente, no existía; era una entelequia, un producto de la imaginación, un holograma, una ilusión óptica. Estaba, pero no era. Ahora ya tiene su página en Facebook y todos respiramos aliviados. La gente la saluda todos los días y a ella se le ve contenta, feliz. Ya no es la desazón de antes, de convivir con alguien que no existe. Eso es muy duro. Existir, en cambio, es una gozada, te cambia la vida. Por eso le debemos tanto a Facebook. Pero lo que me pregunto ahora es: ¿Quién inventó Facebook si no existía nadie antes de Facebook?

Coincidencias

«Pamplona es chica, el mundo es grande, la vida es corta».

José Angel Arana, de Guadalajara, México, después de conocernos casualmente en un chat y enterarnos de que vivimos en la misma ciudad, habíamos vivido en la misma ciudad y habíamos estudiado en la misma Universidad y en la misma Facultad.

La incidencia

Un claro ejemplo de incidencia.

Ayer estaba intentando comprar un billete de avión por Internet. Después de la tediosa tarea de rellenar todos los datos personales y bancarios llegué a la página del banco donde hay que introducir el código y la contraseña. Para variar, no recordaba con precisión los ocho o nueve números de la contraseña, así que probé el primero. Error. Probé el segundo. Error. Probé el tercero. Error. Al cuarto intento, el sistema me informó que mi cuenta había quedado bloqueada. Frustración. Había que llamar al banco en España para desbloquear.

– Buenas noches, verá, estaba intentando hacer una compra en Estados Unidos e introduje mal mi contraseña y se me ha bloqueado.

– Lo sentimos mucho señor, pero tenemos una incidencia informática y no podemos hacer nada.

– … ¿No puede hacer nada?

– No señor, le repito que tenemos una incidencia informática y no podemos hacer nada.

– Ahh, caramba. ¿Y por eso no pueden arreglarlo?

– No, es que usted metió tres veces mal su contraseña y se le bloqueó su cuenta.

– (Sí, eso es lo que le dije, pensé yo) Cierto… y ¿entonces?

– Lo siento mucho, pero tenemos una incidencia. Llámenos dentro de dos horas o así.

Pasaron las dos horas o así, y preferí no llamar nunca más. Siempre he tenido pánico a las incidencias.

PD: Y si no, mirad lo que aparece en Google images cuando buscáis «incidencia».