obesos obsesos

Vamos a ver
La obesidad parece ser cotidiana. En cuanto te descuidas, hay alguien que te dice lo que hacer para adelgazar. Hay remedios para el cuerpo, pero no se ha descubierto nada para curarse de la obesidad mental. Si tú te metes un barullo en la cabeza, necesitarás también una ‘siesta mental’para digerirlo. Por eso hay especialistas en fabricar barullo paralizante, que te tenga contentito y no molestes.
Los gordos siempre van despacio por el temor a los achaques que les dejen tirados, y una buena fábrica de obesidad mental es lo más eficaz para mantener tranquilita a la gente. Si consigues tenerlos mirando a la pantallita durante más tiempo, no sólo provocas la obesidad física del que está siempre sentado; también logras que aumente su obesidad mental y que le cueste más distinguir una cosa de otra.
Son las paradojas del exceso de información, que incluso agrava los efectos de una comida excesiva. La mucha información da miedo y paraliza, porque no queda tiempo para digerirla bien, y en cuanto te metes una cosa, hay otras doscientas pidiendo meterse también en tu cabeza, para que las guardes y las leas después. Como si eso fuera posible, o más bien sólo hiciera aumentar esa angustia permanente de los gordos por adelgazar sin dejar de comer.
La obesidad está por todas partes, pero no se remedia metiéndose más y más apps en el coco de tu ordenador. Si va despacio, lo aceleras; si lo aceleras, se te meten más bichitos, y te obligan a ponerle un antivirus, que frena la velocidad de tu ordenata y de tu cabeza, hasta que vuelves a querer que vaya más deprisa, y le metes un acelerador más potente y más gordo.

Comments are closed.