armas a tutiplén

vamos a ver

La manía de ir armado se va extendiendo y hay gente que tiene su kalasnikov dispuesto en casa por si fuera necesario. Hace poco una niña de tres años jugando con la pistolita de mamá, la mató de un tiro inocente pero mortal. Las armas son como la ciencia: sirven para vivir mejor, mas protegidos y eso, pero lo más frecuente es que se utilicen para matar también mejor. Y debe ser que sobran o que los grandes ejércitos están renovando el material, el caso es que la industria armamentística goza de muy buena salud. No ha pasado la crisis por ella, como le ha sucedido a la construcción o a la venta de yogures de marca. Las pistolas se venden todas como nunca, se compran como nunca, y son un negocio redondo.
Entre los yihadistas y los que no lo son, hay tiros todos los días por las calles, con lo que aumenta la necesidad de armarse más y mejor, ya sea la policía, los cuerpos especiales del ejército o la gente que va por la calle mirando a todos lados para ver por dónde le viene el terrorista con ganas de salir en los telediarios.
Siempre ha habido matones y gentes de mala vida, o gente acomplejada porque nadie la quiere y que resuelve su soledad a tiro limpio, pero eran unos cuantos y no resultaba fácil cruzarse con ellos en el parque o pasar por delante de la joyería que estaban atracando en ese momento.
Ahora también son unos cuantos, pero el miedo a que te pase algo está mucho más generalizado y por eso empiezan a abundar las pistolitas, con lo que resulta mucho más fácil que efectivamente pase algo, para mayor gloria de la industria armamentística, que se están forrando a nuestra costa.

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