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A los niños les gustan más las cajas

El sábado celebramos el cumpleaños de Andrea. Estuvimos abriendo los regalos. El nuestro era un gran teatro de guiñol. Catita le ayudó a abrir la enorme caja. Lo armamos en cinco minutos. Pegatinas, cortinas, luces… Las dos se quedaron contemplándolo dos minutos. Dos minutos. Eso duró la emoción.

Dieron media vuelta y repararon en la enorme caja. En esa caja descubrieron un potencial maravilloso que no encontraron en el teatro, que para ellas, quizás, constreñía la imaginación. Se introdujeron en ella y entre las cuatro paredes de cartón imaginaron mundos que el guiñol no ofrecía. Estuvieron jugando un buen rato mientras el teatro se moría de risa, solo, en una esquina, como un payaso sin gracia.

Por eso concluyo que a los niños les gustan más las cajas que los regalos. Por eso hay que regalarles cajas y que se imaginen que son regalos. Los mayores, en cambio, preferimos que nos den regalos, y luego, si no nos gustan, imaginamos que son cajas.

Feliz cumpleaños canino

El Canódromo cumple hoy tres años. Para los que no lo conocen, es el blog de J. quien se autodefine así:

Me han llamado drogadicto, han apostado que era homosexual. Pero nunca he oido decir que sea un genio.

Recuerdo como si fuera ayer el día en que bautizó El Canódromo. Estamos sentados en el comedor de casa, con las rodillas clavadas en la silla y el trasero acodado sobre el respaldo. Mirábamos a través del cristal de la mesa hacia el suelo, tratando de excavar y descubrir un nombre apropiado como si estuviéramos perforando la capa freática. Pero la respuesta estaba arriba. Encima de nuestras cabezas, en el segundo piso de casa, en su habitación. Una habitación que el primer día que vimos bautizamos así, El Canódromo, por su gran longitud y estrechez. El Canódromo será. Y así fue. El Canódromo fue, es y será.

PD: Para celebrar su cumpleaños bloguero, J. lanza su nuevo website. Un deleite visual. Pena perdérselo.

Fuga de cumpleaños

(Foto de Spoon)

Me escribe Bezu a través de Facebook felicitándome el cumpleaños. Dos líneas magistrales.

Esto del Facebook…, dejas de conectarte y se te escapan los cumpleaños… También tenía que tener cosas malas. Voy a recuperar la agenda de papel que nunca tuve.

Lo leo e imagino una jauría de cumpleaños aprovechando la desconexión de Bezu para fugarse. Como bien dice, lo peor de Facebook es no estar conectado.

Y la segunda línea es aún más metafísica y brillante. Recuperar la «agenda de papel que nunca tuve», un oxímoron sólo comparable al «muero porque no muero» de Santa Teresa.

¡Qué gran regalo de cumpleaños!

El cumpleaños de Peter


Tengo una vaga memoria del 40 cumpleaños de Peter. Me acuerdo que lo celebramos mucho. No era para menos. Las décadas sólo se estrenan una vez cada diez años. Pero por más que intento escarbar en la memoria, no logro recordar ningun detalle especial, ningún diálogo, ninguna palabra. Un recordatorio de mi desmemoria.

Diez años después, Peter escribió este texto genial en su blog.

MEDIO SIGLO OS CONTEMPLA. No me acuerdo de nada de lo que ocurrió hace 50 años, así que la autobiografía falla desde el minuto uno. Cada cumpleaños es un recordatorio de la desmemoria, la misma que vuelve en la vejez. Aunque (curioso) en la vejez se vuelve a la infancia, y en el delirio se recuerdan cosas de las que uno no se acordaba ya.

Ahora, para festejarlo, un cuentecito en plan Paolo Coelho:

Sentado en el suelo polvoriento estaba Raj.
Raj es encantador.
Raj es encantador de serpientes.
Le pregunté a Raj:
-¿Por qué tanta serpiente?
-Me encantan.

Hoy Peter cumpliría 53 años.