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Los apodos de tus compañeros de trabajo

(Foto de Office Now)

Boris me envió por e-mail esta lista con los apodos más conocidos para compañeros de trabajo en el ámbito laboral argentino. Publicada originalmente por Urgente 24:

Motor de heladera: Tabaja 5 minutos y el resto, descansa

Bisagra: Si no está en la puerta, está en la ventana

Bioquímico: Vive analizando las cagadas de los demás

Bujía de madera: No tiene chispa para nada

Cable de Plancha: Parece piola pero en realidad es un forro

Conejo negro: No lo hacen trabajar ni los magos

Culo de estatua: No hizo un sorete en toda su vida

Consolador: No deja de ser un aparato

Dólar azul: Cualquier boludo se da cuenta que es falso

Dragón: Cada vez que abre la boca, quema a alguien

Estribo: Sirve unicamente para meter la pata

Gato de circo: el único animal que no trabaja

Escombro: Donde está, molesta

Media: Abre la boca para meter la pata

Mono de circo: Siempre está dispuesto a trepar para figurar

Leon: Es el rey de la oficina

Laxante: Hace cagar a todo el mundo

Pan de ayer: Nadie lo traga

Papel araña: El forro más conocido

Papa verde: No sirve ni pa ñoqui

Revista Para Tí: Parece Gente pero no lo es

Planta de interior: Siempre en el pasillo

Terapia intensiva: No lo pueden ver ni los parientes

San Cayetano: Te acercás y te da trabajo

Bolsillo de atrás: No sirve ni para rascarse las bolas

NOTA: Añado a la lista el conocido como «ñoqui», que se aplica al que sólo aparece en el trabajo para cobrar a fin de mes. Lo de ñoqui viene por la tradición argentina de comer ñoquis los días 29 de cada mes.

Cuando los Beatles cambiaron las morsas por los monos

Llevo ya unas horas escuchando las versiones remasterizadas de los discos de Los Beatles en mono, y no se si me convencen los cambios que han experimentado algunas canciones.

Por ejemplo, la original «Blackbird«, queda como «Blackmonkey»:

Monkey singing in the dead of night
Take these broken wings and learn to fly
All your life
You were only waiting for this moment to arise
Monkey fly, Monkey fly
Into the light of the dark black night…

O «I am the Walrus«, que pasa a ser «I am the Monkey»:

I am he as you are he as you are me and we are all together.
See how they run like pigs from a gun, see how they fly.
I’m crying.

Sitting on a cornflake, waiting for the van to come.
Corporation tee-shirt, stupid bloody tuesday.
Man, you been a naughty boy, you let your face grow long.
I am the eggman, they are the eggmen.
I am the monkey, goo goo g’joob…

También sufrieron mutilaciones similares «Octopus’s garden» (ahora «Monkey’s garden», «Piggies» (ahora «Monkeys») y «Rocky Racoon» (ahora «Rocky Monkey»), entre otras. Lo dicho. Prefiero las versiones que conocíamos a las nuevas versiones mono.

La lata de Pepsi que salió rana

(Foto de WFYurasako)

Más bien debería decir la lata de Pepsi de la que salió una rana, porque eso es lo que dice que le pasó un señor de Florida. Afirma que, después de años consumiendo Pepsi, va a dar el salto a Coca-Cola y en botella. ¿Se le habrán contagiado las propiedades de los anfibios?

La mujer del afectado dijo a la prensa:

«Yo había pensado que podría ser un ratón. No pueden decir exactamente cuánto tiempo llevaba el animal allí dentro porque estaba en avanzado estado de descomposición».

Así que en el fondo están contentos; una ranita es mejor que un ratón. Después de todo, hay muchos que comen ancas de rana sin ningún pudor, pero no conozco a nadie que se deleite con los muslos de un ratoncito.

¡Qué bien se está multando a la gente!

El otro día estuvimos desayunando en el centro de Marietta. Cuento este dato, irrelevante por otra parte, porque a mi padre le gusta la palabra Marietta. Marietta, Marietta. A mí también me gusta.

El caso es que al llegar a la plaza y aparcar el coche, reparé en una señal curiosa: 2 horas máximo. Busqué el parquímetro, pero no encontré ninguno. Tampoco había cámaras de vídeo que vigilaran el cumplimiento de las dos horas. ¿Quién contaba el tiempo entonces? ¿Había algún Gran Hermano escondido? ¿O simplemente era una señal intimidatoria para los analfabetos?

Finalmente un local me explicó que había unos vigilantes rondando el lugar con unos dispositivos portátiles. Recorrían la plaza tomando nota de las matrículas y, al cabo de dos horas, volvían para verificar si esos mismos vehículos seguían estacionados y así cascarles la multa. Me pareció un método muy artesanal, pero eficaz a la vez.

Justo antes de irme, divisé a uno de estos policías que, en ese preciso momento, colocaba una multa con singular alegría. Me acerqué y lo saludé afectuosamente.

How’ya doing? (¿Cómo está?)

La respuesta, muy evidente.

Fine (multa).

Juan Pablo II, el cardenal Martini y Benedicto XVI ante San Pedro

No soy amigo de los chistes en el blog, pero éste me lo contaron en México hace unos días y me hizo mucha gracia, así que lo convierto en post para que no se me olvide.

Después de morir, Juan Pablo II, el cardenal Carlo María Martini, y Benedicto XVI llegan a las puertas del Cielo y se encuentran con San Pedro. Los hace pasar uno a uno.

El primero en despachar con él es Juan Pablo II. Después de unos minutos, sale de su entrevista con San Pedro y los otros dos le preguntan cómo le fue:

– Me fue muy mal. San Pedro estaba muy molesto. Me dijo que Jesucristo sólo había pronunciado el Sermón de la Montaña y que yo, en cambio, había dado una montaña de sermones…

A continuación fue Carlo María Martini que, minutos después, salió también cabizbajo de su encuentro con San Pedro.

– A mí también me echó un rapapolvo. Me dijo que Jesucristo, en su vida, no había salido de Palestina, y que yo, en cambio, nunca había estado en mi diócesis de Milán por estar dando conferencias aquí y allá.

Finalmente llegó el turno de Benedicto XVI. Minutos después, sale un San Pedro alicaído y consternado.

– ¿Pero qué te pasó?, le preguntaron al unísono Juan Pablo II y Carlo María Martini.

– Pues es que Ratzinger encontró dos errores en mis epístolas.

Aclamado en México

Acabo de volver de México después de una semana de paz y descanso. Os agradezco de antebrazo que hayáis cuidado todos los posts. No hubo ningún robo. Tan solo una fuga de agua en una entrada vieja, pero ya le di un retoque y no se nota el moho.

Del viaje hay muchas anécdotas que contar, pero las iré dosificando para no atragantaros. Lo primero que os quería contar es que Allendegui es muy popular en México. Nada más llegar al DF, y después de comer unos chiles en nogada con Rodolfo y Carmen en el Café Tacuba, encontré la prueba fehaciente; tengo tantos lectores en esta urbe que el gobierno de la capital bautizó una estación de metro con el nombre de mi blog.

Se murió el perro de Taco Bell

El mundo de los tacos está de luto. Murió a los 15 años, Gidget, el chihuahua que protagonizó una de las campañas publicitarias más famosas de la cadena de restaurantes Taco Bell.

Según sus allegados, sus últimas palabras fueron: ¡Guau, guau!

Ser piente y morir en el intento

(El señor de Alicante tendría que aprender de este señor de Kerala. Foto de Dhruvaraj)

Cuando uno va al baño por la noche puede ocurrir cualquier cosa, como le sucedió a un señor de Alicante, que se encontró con una pitón de metro y medio dentro del retrete.

«Juan Ochoa, el pasado sábado a medianoche se dirigió a su cuarto de baño para miccionar y, sin encender la luz, al destapar el inodoro se percató de que había algo dentro«. Primer error: ¿por qué el señor Ochoa no encendió la luz?. A oscuras y en plena noche se corren riesgos innecesarios. Puede haber alguien emboscado detrás de la puerta, se puede tropezar con el bidet y abrirse la cabeza o, como en este caso, encontrarse con una serpiente. Además, aumentan los riesgos de errar el blanco con la consiguiente molestia de tener que limpiar después el salpicón (qué rico el salpicón de mariscos).

Y segundo error: a la medianoche, con sueño, y a oscuras no se micciona. Eso es muy complicado. Uno se tiene que limitar a mear y punto, sin florituras innecesarias. Luego claro, aparece una serpiente y le sorprende a uno por estar concentrado en miccionar.

«Me encontré algo raro, pensé que era el mango de un paraguas y, cuando encendí la luz, vi una cabeza de serpiente más grande que mi pulgar y me asusté», dijo el protagonista de la historia a EFE. Es digna de encomio la frialdad que tuvo el señor Ochoa para comparar las dimensiones del cráneo del ofidio con las de su pulgar. Supo reprimir el miedo inicial para poner su falange en paralelo con la testa de la serpiente y calibrar el tamaño. Fue al constatar la desigualdad de condiciones cuando entró en pánico.

«Rápidamente, telefoneó a la policía y cerró la puerta del aseo porque se dio cuenta de que el reptil ‘estaba intentando salir del servicio», continúa la noticia de agencia. Esto demuestra que la que en realidad estaba asustada era la serpiente. Aunque su cabeza era mayor que el pulgar del señor, el reptil estaba aterrorizado. Imploraba salir del cuarto de baño, pero el señor se lo impedía. Qué crueldad.

«Una vez que llegó la policía local, los agentes utilizaron un machete que habitualmente utiliza para cortar carne para, atado al palo de una escoba con cinta adhesiva, matar a la pitón». Esta parte es la que me asusta a mí. Por lo visto, la policía local de Alicante utiliza habitualmente machetes para cortar carne… ¿carne humana? ¿en lugar de poner multas cercenan los miembros de los infractores? ¿o utilizan esos machetes para cortar el tráfico? También se deduce que McGyver dio entrenamiento a la policía alicantina, que amarró el machete a una escoba en un derroche de creatividad. Mientras la pitón, lo único  que quería era salir pitando, sin éxito.

La noticia prosigue: «Este vecino cree que la serpiente no pudo entrar desde la calle sino que llegó a su baño a través del desagüe ya que la serpiente estaba dentro del váter con la tapa cerrada». Aquí claramente el señor subestima a la serpiente. Primero, el ofidio podía tener la llave de la casa. Y segundo, pudo levantar la tapa del retrete, como cualquier serpiente bien educada.

El caso es que al final, la que pagó el pato fue la pobre pitón, que no sólo no pudo hacer sus necesidades en paz sino que además terminó seccionada.

PD: Gracias Toni por enviarme la noticia. Esto de serpientes y desagües me recuerda a otro post que escribí hace tiempo.

Tortilla francesa y ensaladilla rusa, ¿geografía o lengua?

(Foto de Foxypar4)

Me cuenta Mikel una anécdota verídica que le sucedió a su tía, profesora de Lengua en bachillerato.

En una pregunta en un examen pidió a los alumnos que nombraran platos típicos de la cocina española. Dos respuestas antológicas:

Respuesta 1: El plato llano y el plato hondo.

Respuesta 2: La tortilla francesa y la ensaladilla rusa.

Luego me quedé pensando por qué en una asignatura de Lengua preguntarían nombres de platos típicos de la cocina española. Pero la respuesta es obvia: para degustar la cocina española hace falta dominar la Lengua.

Las siete capitales más pecadoras

(Foto de Delcio Filho)

Hoy Catita se comió un polo y cuando lo terminó me dio el palo para que leyera la adivinanza que venía escrita. Traduzco del inglés: ¿Cuál es la música favorita de los geógrafos? La respuesta: el country.

El chiste es bastante malo, pero me hizo pensar en los países, en sus capitales, y, no sé por qué, en los siete pecados capitales o, dándole la vuelta, las siete capitales más pecadoras del mundo. A bote pronto, se me ocurren estas:

  • Tirana (una ciudad donde se abusa del poder).
  • Gamberra (los australianos, unos incivilizados).
  • Gaborone (sus habitantes son gaborones).
  • Tel Aviv (siempre mirando… la curiosidad puede derivar en pecado).
  • Maputo (la capital con más prostitución).
  • Mascate (una ciudad que incita a las autolesiones y al masoquismo).
  • Lima (comen como limas y pecan contra la templanza).