Facebook y Twitter, ¿matarán nuestras conversaciones en la calle?
Caminaba tan campante por la calle cuando casi me di de bruces con Antonio, un compañero del colegio al que no veía desde hacía más de 15 años.
– ¡Hola Antonio!, le dije.
– ¡Cuánto tiempo!, me contestó.
Nos dimos unas palmaditas mutuas en el hombro y sugerí tomarnos un café en la cafetería de la esquina.
– Un cortado, pedí.
– Otro, pidió.
– ¡Qué alegría verte Antonio! hace tanto tiempo que no te veo que no se por dónde empezar, dije rompiendo el hielo.
– Sí, tienes razón, demasiadas cosas… bueno, ¿sabes que me casé no?
– Sí claro, con Pepa… Ya vi el pelo que le dejaron el otro día en la peluquería. Un desastre. Por cierto, ¿Cómo están Javierín y Anita? Supongo que estarán encantados con el tren eléctrico que les regalaste el mes pasado. Aunque con los cinco suspensos que te sacaron en junio, yo no les hubiera regalado nada… ni mucho menos los llevaría de vacaciones al Algarve como hiciste…
Me miró atónito.
– ¿Y eso cómo lo sabes?, me preguntó.
– Pues el Facebook, ya sabes… pero bueno. No te apures… yo te cuento que empecé a trabajar…
– ¡Ahh, sí! ¿cómo te va en el nuevo puesto de gerente de ventas? Imagino que después de cinco años en la ferretería ya tendrías ganas del cambio de aires. Sobre todo con tu Master en Dirección de Empresas que te sacaste en el 2001 en la Universidad de Maguncia…
El sorprendido entonces fue yo. Mi mirada lo debió decir todo porque enseguida me contestó…
– Ya sabes, Linkedin…
– Pues a mí me encantaron tus fotos de la Alcarria, esas que publicaste en Flickr. Por cierto, ¿por qué usas siempre el mismo objetivo en tu Canon D7?, le azuzé.
– Pues porque me da la gana, me gusta la profundidad de campo que le da a las fotos… Oye, pues tu video disfrazado de centurión romano que subiste a Youtube y que no tuvo más que tres votos es lamentable, me respondió desafiante.
– Pues anda que tus tuits pormenorizando cómo haces un sofrito no le interesan a nadie, le dije.
– ¿Cómo me puede decir eso un tío al que le gusta Perales? Si es que tu MySpace da vergüenza ajena, me insultó.
– Basta, como sigas así te saco de mi círculo de amigos en Google +
– Eso duele…
Instintivamente, nos llevamos los dos la mano al bolsillo, dejamos caer dos euros sobre la mesa, nos levantamos y cada uno nos fuimos por nuestro lado sin despedirnos… como dos perfectos desconocidos.
Ya le di «Like» y «+1″… al rato lo «retuiteo»!
Vig, no seas rácano. Like, pluseo, retuiteo, facebookeo, meneo, bitacoreo, instapapereo, diggeo, y lo que se te ocurra. Ah, e imprímelo también y mándalo por e-mail a algún amigo.