No cabe la menor duda de que las cosas están fatal. Sin embargo el botón “Me gusta” de Facebook se utiliza trescientas mil veces más que el que indica “este contenido resulta inadecuado”. La gente de esa red social tiende mucho más a pasarlo bien que mal, naturalmente con lo que le envían sus amigos, con las personas autorizadas por él para que le envíen mensajes de cualquier tipo.
Además ese botón, que es la más sencilla forma de aprobación, se ha extendido a más de dos millones y medio de otros sitios de la red, sustituyendo a la valoración habitual por número de estrellas que era antes la más frecuente.
El botón, que es un dibujo con un puño cerrado y el pulgar señalando hacia arriba, tampoco es nada que no hayamos visto miles de veces, pero es que ahora lo estamos viendo millones de veces. En Facebook, y en multitud de sitios, no es obligatorio señalar si un contenido te gusta: lo puedes leer tranquilitamente y pasar al siguiente. Pero cuando dices que te gusta, es como cuando dices “gracias” a un tipo que te hace un favor. No es imprescindible, pero está bien que el tipo que se ha esforzado por enviarte una cosa, sepa que tu se lo agradeces con un “me gusta”. Igual que cuando un tipo te manda una cosa impresentable, tú quieres que se entere enseguida de que no lo vas a tolerar más. Lo que pasa es que eso sucede en muchas menos ocasiones, entre los millones de usuarios de esa red social y de otras.
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Ago 11
es más frecuente que te guste
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Oct 10
una red social para quedarte solo
Una muestra magnífica de que internet no resuelve los problemas, aunque ayude a tomar una conciencia mayor de ellos, se puede ver en la película que estrenan sobre la vida y milagros del creador de Facebook. Con la red social inventada para tratarse más, y más fácilmente, con los amigos, al primero que no le sale es al creador del invento, que se queda solo ya al principio, sigue solo, y perdiendo los pocos que creía que eran sus amigos, durante todo el desarrollo de esa red social, e incluso al final, cuando le pide a una chica que si quiere ser su amiga a través de Facebook, no acabamos de saber bien si la chica le contesta o le manda a donde le enviaron el resto de la gente.
En realidad, el personaje de la historia resulta bastante inaguantable desde el principio. Su primera chica le dice a la cara que le deja porque le resulta insoportable seguir con él. Cualquiera diría que la chica se equivoca porque, como ya sabemos el final de la historia, la chica al final no será nadie, mientras que el maromo antipático será el multimillonario más joven de la historia de todos los mutimillonarios norteamericanos.
El tipo tiene la peculiaridad de ser listísimo, e insoportable. Se pasa todo el día con el ordenata a cuestas construyendo programas informáticos y no le queda mucho tiempo para nada más, y eso desde pequeñito. Como si se hubiera casado con la red. Lo que todo el mundo tarda un curso en aprender, él lo aprende en media hora. Incluso cuando su chica le da calabazas, con el globo que se coge, fabrica la primera red social en su universidad a partir del blog en el que la pone a parir por haberle dejado.
Luego pasará algo parecido con sus primeros socios, con el compañero de toda la vida que será su segundo socio y, de un modo exponencial, con todo tipo de personas que se le van acercando, conforme va teniendo cada vez más dinero y más éxito social, por haber creado una red que ayuda a conectarse a unas personas con otras. Y la gente lo aprovecha para conectarse con él lo más cerca posible que se pueda, a ver si le saca algún porciento de su invento para beneficio propio. Es cierto que todos ganan muchísimo dinero, y él el que más, pero al final de la historia sigue tan solitario y tan antipático como al principio. Con su invento de Facebook no consigue ni siquiera tener un amigo de verdad o una chica que le quiera. La red no sirve para eso.
Que es lo que puede constatar cualquier usuario sin necesidad de ser muy avezado en su manejo. Es muy posible tener en la lista de amigos de Facebook a alguien al que no conoces de nada, pero que lo incluiste allí en un momento de euforia o de debilidad. En el sitio de Facebook real del creador real de la red se puede leer:”intento hacer del mundo un lugar más abierto, ayudando a la gente a conectarse y compartir”. Lo primero es cierto y lo segundo no tanto, porque si tú le dices a ese mismo personaje que deseas ser su amigo por Facebook, para compartir algo con él, su propia página no te lo permite, como era de esperar. Tiene un millón de seguidores, pero nadie puede hacerse amigo de él utilizando su red. Se le puede admirar, pero no se puede compartir nada con él. Posiblemente por eso sea un tipo tan solitario como lo cuentan en la película.
Normalmente, los amigos que uno tiene en la lista de Facebook son los que uno tenía antes de entrar en la red, y la red sirve muy bien para conectarse con ellos, para recuperar a alguno que se le había despistado y para saber bastante de sus bodas, bautizos y comuniones. Eso de que toda la red pueda saber tu fecha de cumpleaños, sirve para recibir miles de felicitaciones automáticas, lo que impide distinguirlas de las verdaderas. Y el que no tiene amigos al principio, tampoco los suele tener al final. Por más que se empeñe en pedirle la amistad por la red a todo el mundo, sólo la logrará en algún momento de euforia o de debilidad y pocas veces será duradera, sencillamente porque no es verdad que la red facilite tener amigos, si uno no los tiene de antes. Como se comprueba en la peli.