TRANQUILITAMENTE
Si te molestan los demás, levántate a la cuatro de la madrugada, dicen los que saben. Parece que son horas mágicas, no para trabajar más, sino para trabajar mejor. “Descubrí, cuenta un personaje en un periódico, que desde entonces hasta las siete de la mañana no hay distracciones, como si nada ocurriese en el mundo. Eso me ayuda a concentrarme más y a ser más productivo, en esas horas resuelvo gran parte del trabajo del día”. La cita sigue explicando las bondades del sistema que, al parecer, se está poniendo de moda entre gente que tiene mucha necesidad de ganar tiempo.
Lo malo del asunto es que llegues a la oficina con tu plan estratégico completamente perfilado, y los demás se echen a reír por lo bajini, de que le falta tal cosa y tal otra. Que tus ensoñaciones nocturnas no tengan tanta validez a la luz del día; y hasta el que tu pensabas que era el más tonto de la oficina, te pone pegas y, encima, tiene razón.
Pasa mucho, cuando sientes que los demás te estorban y que tu eres un fenómeno, en vez de que los demás estén para ayudarte a que tus sueños se conviertan en una realidad mejorada con la colaboración de todos. Y especialmente, con los que han dormido como angelitos sus horas de un tirón, y llegan frescos y rozagantes a la oficina. Tus sueños son fantásticos; y si sueñas despierto, todavía mejor.
Pero quién sabe si te compensan esos madrugones solitarios hasta que dejen de ser una moda y lo hagamos todos, con la posibilidad de consultarnos unos a otros, de interrumpir las ensoñaciones, pero todos deseando una mejor calidad de vida, sin madrugones, ni prisas innecesarias, cuando no te aconsejaban tanto que mejoraras.
El inconveniente esta en las legañas
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inconvenientes del madrugón | El blog de Mortimer