¿Se ha perdido la serenidad en el deporte?
(Foto de Brett Marlow)
No sé qué pasa en el mundo del deporte pero en los últimos días está perdiendo su deportividad. Un deporte sin deportividad: habría que deportarlo. Primero fue la menor de las hermanas Williams olvidándose de su nombre en la final del Abierto de Estados Unidos y amenazando de muerte a una humilde juez de silla. Para mí ya dejó de ser serena.
Luego, en la final masculina, me decepcionó el tenista más elegante del circuito, el suizo Roger Federer, capaz de hacer cosas como éstas, pero que en su partido ante Del Potro perdió los estribos y la fe (se quedó en «derer») y menospreció al juez de silla.
Hoy leo que al árbitro de fútbol Massimo Busacca, famoso por dirigir la última final de la Copa de Europa, le han caído tres partidos de sanción por sacarle el dedo al público en un partido de la Copa Suiza. ¿Estaría pasado de copas?
En reciprocidad, los árbitros también son insultados, y veo que al entrenador del Inter, José Mourinho, le ha caído un partido de sanción por denostar a uno de ellos.
¿Quién será el siguiente deportista antideportivo?