La violencia de ETA ¿es culpa de las cabras?
(Foto de Tansan)
Ya terminé de leer Outliers, el libro de Malcolm Gladwell. Si hace unos días escribía sobre la «regla de las 10.000 horas», hoy reproduzco otro párrafo que me llamó la atención porque podría explicar cuál es el germen primitivo de la violencia de ETA.
«Las culturas de honor tienden a asentarse en zonas montañosas y otras áreas marginalmente fértiles, como Sicilia o el País Vasco en España. Cuando se vive en terreno rocoso junto a la montaña, no se puede cultivar la tierra. Probablemente se crían cabras u ovejas, y el tipo de cultura que se desarrolla en torno al pastoreo es muy distinta de la que se genera en torno a la agricultura. La supervivencia del agricultor depende de la cooperación de otros en la comunidad, pero el pastor depende de sí mismo. Además, los agricultores no tienen que preocuparse por que les roben su medio de subsistencia durante la noche, porque es difícil robar cosechas, a menos que el ladrón se ponga a cosechar él mismo un campo entero. Pero un pastor tiene que preocuparse. Está bajo constante amenaza de ruina si pierde sus animales. Tiene que ser agresivo: tiene que dejar claro, a través de sus palabras y sus obras, que no es débil. Tiene que estar dispuesto a luchar ante el más mínimo desafío a su reputación, y eso es lo que significa una cultura de honor».
Me voy a dormir ya, a contar ovejas.