¿Cuántos Steve Jobs nos habremos perdido?
Steve Jobs ha muerto. Todavía estoy digiriendo la noticia. Ayer, en caliente, quería haber escrito algo sobre el impacto que tuvo en mi vida; de cómo sus invenciones, indirectamente, encauzaron mi carrera profesional; de cómo los primeros salarios de los dos únicos trabajos que he tenido los gasté en Macs…
Pero hoy, después de leer todo lo que se ha escrito del fundador de Apple, de enterarme de muchos detalles de su vida que desconocía, de emocionarme con la ola de condolencias y mensajes de recuerdo de tantas personas, tanto famosas como anónimas, desde todos los rincones del mundo (un mundo que Jobs ayudó a hacer más pequeño y manejable); de leer una y otra vez en los muros de Facebook y en Twitter los fragmentos de su ya épico discurso en Stanford y de ver cuántas vidas tocó con su creatividad… me carcome un pensamiento.
En 1955, Joanne Carole Schieble concibió un bebé no deseado con Abdulfattah Jandali siendo ambos unos jóvenes estudiantes universitarios. Entonces, decidieron entregarlo en adopción al matrimonio Paul y Clara Jobs. Si esto les hubiera ocurrido hoy día, en la era post Roe vs. Wade, quizás aquel niño que hoy todos lloran no hubiera nacido nunca.
Y nunca hubiéramos conocido los Macs. No hubiéramos escuchado música en los iPods.No nos habríamos reído con Toy Story. No podríamos comunicarnos con iPhones. No podríamos leer y navegar por Internet en un iPad. Y nadie nos hubiera dado las lecciones de vida que nos dejó en su discurso de Stanford.
Otros, que quizás también hubieran podido iluminar este mundo como él, no corrieron la misma suerte que el pequeño Steve. ¿Cuántos Steve Jobs nos habremos perdido entre los más de 52 millones de bebés que jamás tuvieron la oportunidad de ser adoptados?