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Paradoja tecnológica

Acaban de instalar un ultramoderno sistema de barrera en el parking de mi trabajo. Sin embargo, a mí me parece una tecnología bastante rudimentario porque ahora funciona a mano.

Lávese las manos después de ensuciar el idioma

Fue una parada rápida en Sonic para ir al baño y comprar aros de cebolla, pero dio para mucho. Sobre todo gracias a este cartelito que estaba colgado de una de las paredes del baño. Es un instructivo sobre cómo lavarse las manos, por si acaso alguno todavía no sabe hacerlo. Me quedo con los puntos tres, siete y ocho. Leedlos despacito y luego echaos un «descango».

Y aprovechando el tema de los neologismos y la ortografía, os comparto este ejemplo que pillé al vuelo el sábado en un rótulo de Informe Semanal. A ver si adivináis cuál es el horror ortográfico.

Los tropiezos de los periodistas

A veces, los periodistas también hacemos aguas a la hora de informar y caemos en errores que terminan salpicando a otros.
Paolo, gracias por el enlace.

Una meada por el bien del planeta

(Foto de Yuya Tamai)

Después de muchas décadas destruyendo alegremente el planeta, ahora nos empieza a entrar la conciencia ecológica. Y en este afán conservacionista, se nos ocurren ideas que pueden sonar disparatadas, pero que aparentemente son muy eficaces.

Por ejemplo, leo en CNN que All Nippon Airways, ha puesto en marcha un programa para reducir sus emisiones de carbono. La clave de su estrategia es aligerar peso para consumir menos combustible. Por eso, van a empezar a utilizar vasos de papel reciclado y botellas de plástico en lugar de cristal. Hasta ahí todo suena bastante convencional.

Pero su idea más revolucionaria es la de pedir a sus pasajeros que se echen la meadita antes de abordar el vuelo, para así ir todos más ligeritos. Han calculado que con que miccione el 50 por ciento de la gente, las emisiones mensuales de dióxido de carbono se reducirían en más de cuatro toneladas.

Me pregunto cuánto contribuiré al bienestar del planeta si evacuo antes de subirme al coche para ir al trabajo.

Traducción de Expediente X

He leído traducciones malas, muy malas y pésimas. Pero nunca había leído una tan alienígena y paranormal como la que me trajo ayer Dinorah. La recortó de la etiqueta de un colchón. Podéis leerla y releerla para intentar descifrar qué decía el texto original (los que sepan francés quizás tengan más pistas). Si os dais por vencidos, podéis ver la solución en inglés.

Ahora entiendo por qué Dinorah recortó la etiqueta. Una traducción así bajo tus sábanas quita el sueño e incluso provoca pesadillas.

PD: Todavía no consigo entender de dónde salió el Transatlántico. La traducción hace aguas por todas partes.

Madrid 2016: a zelebration of sportz

Después del fracaso de Madrid 2016, llega el momento de las burlas. En el Daily Show, de Jon Stewart, explicaron por qué la candidatura madrileña no ganó la sede olímpica, mofándose de la forma en que los españoles pronunciamos el inglés.

Samantha Bee: Al final todo se decidió por el estilo. Mira por ejemplo la propuesta del lema de Madrid, «a zelebration of sportz».

Jon Stewart: ¿Perdón?

SB: A zelebration of sportz.

JS: Lo siento, pero creo que está mal dicho. Será A celebration of sports…

SB: No, la delegación de Madrid insistió en que esa era la forma correcta de decirlo. Quizás por eso no consiguieron la candidatura. Por eso, y por su propuesta de mascota Tapas (en la imagen).

JS: Mmmm, Tapas, el toro casi muerto.

Así se inventaron las naranjas

(Foto de Clearly Ambiguous)

Leo en unas crónicas fenicias una historia que no termino de creer. Cuentan que un tal Dionisio se levantó un día con muchas ganas de desayunar. Le sirvieron todo tipo de manjares, pero se quedó insatisfecho, con un único pensamiento:

«No hay desayuno que se precie sin un buen zumo de naranja».

Una frase bastante insulsa e intrascendente de no ser porque, en aquella, las naranjas no se habían inventado todavía, de ahí la clarividencia y vanguardismo de este pensamiento.

Así que se puso a investigar la forma de conseguir zumo de naranja. Para ello leyó todos los tratatos de botánica de la época, hizo cruzamientos de criptógamas y fanerógamas, injertó angioespermas y gimnospermas, esquejó monocotiledoneas y dicotiledonias, mezcló estambres y pistilos de distintas especies, tanto dialipétalas como gamopétalas… pero todo sin florituras.

Muchos le echaron flores por su osadía. Otros, desaprensivos, lo tildaron de loco. Algunos llegaron a decir que se había vuelto orate y que había perdido la cordura (cosa, por cierto, imposible porque siempre guardaba la cordura en el mismo cajón de su mesa de noche).

Pero después de mucha alquimia y crisopeya, logró producir un fruto redondo de piel porosa. Ansioso, lo exprimió nerviosamente en un vaso de adobe y lo bebió deprisa, con tanto ímpetu que estuvo a punto de derramar el líquido. Lo saboreó y se quedó satisfecho. Sabía a zumo de naranja. Lo había conseguido.

En un derroche de creatividad, llamó a aquel fruto «naranja», por su intenso color naranja.

Las hormigas homosexuales

Fui a sacar el paraguas del armario y me encontré con un reguero de hormigas que desfilaban sobre una de las jambas. Estaban saliendo del armario sin ningún tipo de pudor. Creo que eran hormosexuales.

Me persiguen los comunistas

(Foto de Wolfango)

Hoy me he enterado de que me siguen los comunistas. Abrí mi correo electrónico y encontré un mensaje que dice:

«El Partido Comunista de Salamanca te está siguiendo en Twitter».

¿Volvió la guerra fría? ¿Qué he hecho yo para que me persigan los comunistas? ¿Habrán detectado actividades subversivas en Allendegui.com?

Si pasan varios días y este blog no se actualiza, ya sabéis quién es el culpable.

La mejor receta contra la recesión: dormir

Estoy leyendo y disfrutando mucho «The Hitch-Hiker´s Guide to the Galaxy», una «trilogía en cinco partes» muy divertida que cuenta las aventuras de Arthur Dent tras la destrucción de la Tierra.

En uno de los episodios, Arthur está en Magrathea, un planeta cuyo principal negocio era la fabricación de planetas. Fue tan exitoso que llegó a ser el planeta más rico de la galaxia, lo que llevó al resto de planetas a la pobreza más abyecta. Por eso, entraron en recesión. ¿Qué hicieron entonces? Echarse a dormir.

Este es el diálogo entre Arthur y Slartifast, uno de los diseñadores de planetas de Magrathea.

Slartibarfast: Bueno, hace cinco millones de años, la economía galáctica se vino abajo, y al ver que la construcción de planetas a medida era un lujo… ¿Sabes que nosotros construimos planetas?

Arthur: Sí, eso pensé.

Slartibarfast: Un negocio fascinante. Lo que más me gustaba era hacer las costas. Me lo pasaba bomba haciendo fiordos. En fin, luego vino la recesión, así que decidimos echarnos a dormir mientras durara. Programamos los ordenadores para despertarnos cuando se terminara. Las computadoras estaban conectadas a los precios de las acciones de la bolsa galáctica, para que nos despertaran cuando los demás hubieran reconstruido la economía como para volver a pagar nuestros costosos servicios.

Así que ya sabéis, echaos a dormir y pedid que no os despierten hasta que se termine esta dichosa recesión.