Las nuevas conversaciones en la era Twitter
(Foto de Noel Zla)
Me llamaron por teléfono.
– Hola, ¿Cómo estás?, me preguntó.
– ¿Por qué no lo lees en mi twitter?, le contesté.
Y colgué el teléfono.
Me llamaron por teléfono.
– Hola, ¿Cómo estás?, me preguntó.
– ¿Por qué no lo lees en mi twitter?, le contesté.
Y colgué el teléfono.
– Catita, por favor, compártele a tu hermana Andrea el juguete, le pido por enésima vez.
– Papi, pero es mi este juguete…
– Pero Catita, ya sabes lo que dijeron en misa, hay que compartir con los niños pobres…
– Sí papi, pero Andrea no es pobre.
Hoy Catita se comió un polo y cuando lo terminó me dio el palo para que leyera la adivinanza que venía escrita. Traduzco del inglés: ¿Cuál es la música favorita de los geógrafos? La respuesta: el country.
El chiste es bastante malo, pero me hizo pensar en los países, en sus capitales, y, no sé por qué, en los siete pecados capitales o, dándole la vuelta, las siete capitales más pecadoras del mundo. A bote pronto, se me ocurren estas:
Acabo de enterarme de que para mi hija Catita trabajar es sinónimo de escribir noticias. Como yo soy periodista, aplica ese modelo indiscriminadamente al resto del mundo.
Mi suegro es empresario, pero Catita lo entiende a su manera.
– Papi, Bito (el abuelo) trabaja más que tú. Escribe más noticias.
Este domingo se celebra el «Día del Padre» en Estados Unidos, un día doblemente especial para el presidente Barack Obama. Primero, porque es padre de dos niñas (como yo); y segundo, porque su padre lo abandonó cuando él tenía dos años. Quizás por ello tenga una sensibilidad especial para escribir el ensayo que publicará publicó el domingo la revista Parade. Algunos fragmentos del texto ya se han difundido. Estos son algunos fragmentos. Al leerlos, se me hace un nudo en la garganta.
«En muchas formas, he comprendido la importancia de la paternidad a través de su ausencia, tanto en mi vida como en las de otros. He comprendido que el hueco que deja un hombre que abandona su responsabilidad con sus hijos no lo puede llenar ningún gobierno. Podemos hacer todo lo posible por proporcionar buenos trabajos y escuelas, y calles seguras a nuestros niños, pero nunca será suficiente para llenar ese agujero».
«Necesitamos padres que actúen, que se den cuenta de que su labor no termina con la concepción; que lo que te hace hombre no es la capacidad de tener un hijo sino el valor de criarlo».
«Tenemos que apagar la televisión y empezar a hablar con nuestros hijos, y escucharles, y entender lo que pasa en sus vidas».
«Hubo muchos días en la campaña que sentía que mi familia estaba a millones de kilómetros, y sabía que me estaba perdiendo momentos de las vidas de mis hijas que nunca volverían. Es una pérdida que nunca terminaré de aceptar».
«En este día del padre, me acuerdo del día en que volví a casa con Michelle y con Malia recién nacida después de salir del hospital hace casi 11 años, conduciendo lentamente, muy por debajo del límite de velocidad, sintiendo en mis manos el peso del futuro de mi hija. Pienso en la promesa que le hice aquel día: que le daría lo que yo nunca tuve.. que si pudiera ser algo en la vida, sería un buen padre».
Hoy llevé el coche al mecánico. Los frenos hacían un ruido raro desde hace días. Me quedé en una salita del concesionario esperando a que arreglaran el problema.
Había gente leyendo revistas, madres persiguiendo niños, una abuela tecleando en un portátil… De ruido de fondo, un programa de televisión sobre salud. El presentador debía estar hablando de algún tema delicado porque varios en la sala le prestaban atención. De repente se hizo el silencio. Y entonces, la frase que llegué a escuchar:
«No vamos a dejar de lavar los platos porque se reduzca el número de espermatozoides».
Después de la carcajada general se hizo el silencio y cada uno volvió a lo suyo: unos a leer revistas, otros a perseguir niños y una abuela a teclear en su portátil. Yo quedé sobrecogido con una frase tan platónica.
Puede que Barack Obama quiera paz para todo el mundo y que rechace la violencia, pero de ahí a que no mate ni una mosca, eso no me lo creo. La imagen vale más que mil palabras.
Apoltronado en su asiento del tercer vagón se fijó a través de la ventana en una anciana que arrastraba una maleta por el andén, hasta desaparecer de su vista. El jefe de estación hizo sonar el silbato con estridencia y el tren arrancó. Minutos después, apareció ella, la viejecita, arrastrando su maleta por el pasillo del tercer vagón.
Se acordó de las abuelas que nunca tuvo. La que murió antes de que él naciera y la que desapareció un día de su casa siendo él un bebé. La anciana hizo ademán de levantar la maleta para colocarla en la repisa sobre su asiento, pero él se adelantó y la ayudó.
Pesaba mucho. Con algo de esfuerzo la alzó. Cuando ya la tenía medio apoyada en el borde de la repisa, se dio cuenta de que estaba mal cerrada, pero no tuvo reflejos suficientes para evitar que por el agujero se colara un frasco de medicinas y un marco de alpaca y cristal, que se hicieron pedazos al golpear el suelo. Dejó la maleta. Se agachó para recoger el marco destruido y entregarle la foto a la anciana, pero quedó paralizado al distinguir entre los añicos la foto amarillenta de su padre y su tío veinte años atrás.
(Foto de PdBreen)
En la Francia del siglo XVIII, los sombreros estaban muy de moda. Por eso nadie entendía por qué Pierre Boulangerie se negaba a calarse uno.
– Venga, ponte uno… eres el único que va por la calle sin sombrero, le decían sus allegados (los que han llegado).
Pierre siempre les respondía lo mismo.
– Desde que me cortaron la cabeza en la guillotina, no tengo humor para llevar sombrero.
The Daily Show With Jon Stewart | Mon – Thurs 11p / 10c | |||
End Times | ||||
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Una de las instituciones más venerables del periodismo estadounidense, el New York Times, fue el blanco de las mofas y befas del Daily Show de Jon Stewart. Jason Jones, uno de los corresponsales del programa cómico, se paseó por la moderna sede del diario satirizando el periodismo que encarna «La Dama Gris».
Este es uno de los diálogos entre Jones y Rick Berke, uno de los responsables editoriales del Times, al que presentó diciendo que «todavía hoy hay quienes piensan que tiene algún mérito publicar las noticias 24 horas después de que ocurrieran».
Jones: ¿Por qué las noticias añejas son mejores que las noticias de verdad?
Berke: Nunca había oído el término «noticias añejas».
Jones: Dígame alguna cosa que salga en este diario que haya pasado hoy.
Berke: Ninguna pasó hoy, pero creo que hay varias cosas que no sucedieron ayer.