Bloguero de vocación
Nada más llegar del colegio, se plantó delante de su madre y dejó caer la mochila con todos sus libros.
– Mamá, ya lo he decidido, de mayor quiero ser bloguero y morirme de hambre.
Su madre, lo miró con gesto complaciente.
– Hijo mío, estoy orgullosa de ti. Pero tendrás que estudiar mucho. No todo el mundo es capaz de llegar tan lejos.
– Lo sé mamá, pero lo he pensado mucho, y me atrae mucho la idea. No tener qué comer, ni con qué pagar las deudas, y disponer de todo el tiempo del mundo para hacer lo que más me gusta: escribir. Es apasionante.
– Hijo mío, estoy seguro de que sabrás pasar hambre con mucha dignidad y elegancia, y que escribirás muy bien. No sabes la ilusión que le va a hacer a tu papá cuando se lo digamos. Voy a preparar un cordero asado. ¡Un hijo bloguero!
Mira, otro futuro bloguero.
Que bien
Me ha reconfortado en mis aspiraciones.
jaja, pues sí, el bloguero se muere de hambre si sólo es bloguero y ni aun teniendo un estupendo y honrado blog.
De ahí la sabia frase popular de «bloguero pero contento».