Andreaoide
A veces mi hija Andrea me deja boquiabierto, perplejo incluso. Y sólo tiene un año. El domingo pasado la pastoreaba entre los pasillos de un hipermercado hasta que se detuvo frente a uno de los anaqueles con discos compactos. Cogió uno de los discos, aparentemente al azar, y se lo entregó a mi cuñado S., que andaba cerca. S. lo observó sorprendido.
– Andrea, es «Closer», de Josh Groban, ¿cómo sabes que me gusta este disco?
Andrea se encogió de hombros, y sin mediar palabra, volvió al anaquel y sacó el mismo disco.
Hoy estaba jugando con ella y se escapó hasta la estantería del cuarto de estar. Entre los cientos de libros extrajo un número de la revista Nuestro Tiempo, concretamente el 571-572, de enero-febrero de 2002. Se acercó a mí, y me lo tiró encima. El ejemplar se abrió misteriosamente en la página 54, donde leo un titular enorme que dice: «Gonzalo Calcedo, cuentos y cuentista».
– Yo he leído algo de este hombre… y creo que hoy – pienso con un escalofrío.
Abro El Canódromo, de J., y leo la entrada del día. Y me asusto. Mucho.
Este blog es obra de Allendegui, un periodista navarro que emigró hace más de una década para hacer las Américas, y todavía no las ha terminado. Sus anacrónicas hablan por sí mismas, después de intensas sesiones de logopedia. También han ganado premios, como el 
Andreita. MI SOBRINA.
Bueno.
Impresiona, sí.
Y qué dúo con Catita…
A mí me ha impresionado ver la cara de J. en una niña de morros manchados. No hacen falta prueba de ADN para demostrar la muñocidad de Andrea.
de las anacronicas a “The Twilight Zone”…
(creo haber escrito esto antes)