Siempre nos quedará París
Se acabó el Tour de Francia y ahora se nos abre un hueco irremediable en las tardes de verano. Atrás quedaron la épica y la emoción de las tres últimas semanas; la sangre, el sudor y las lágrimas. Lágrimas de emoción como las de Carlos Sastre, que con su constancia y fortaleza consiguió enfundarse de por vida un jersey amarillo a su medida, haciendo honor a su apellido. A nosotros nos queda el síndrome de abstinencia.
Un síndrome de abstinencia que, cuando éramos niños, mitigábamos con gloriosas tardes dedicadas al Juego de la Vuelta Ciclista. No recuerdo quién nos lo regaló, pero fue el alimento perfecto para nuestra fantasía ciclística. Con él recreamos las grandes gestas de nuestros ídolos sobre ruedas. El kit original incluía unos pocos tramos de Montaña, Llano y Descenso, una Salida y una Meta, todos ellos adornados con publicidad ficticia: Donone, Telepunken, CocaLoca, Kalme, Legen, Seta (por SEAT), Oidas (por Adidas). Los ciclistas eran unos troquelados insípidos de colores planos: azul, amarillo, rojo, verde. Y unas reglas ortopédicas que constreñían nuestros espíritus libres. Todo insuficiente para nuestra imaginación.
Nos armamos de lápices Alpino, y al pan pan, y alpino, pino. Empezamos a crear febrilmente tramos y más tramos de montaña para poder modelar así las 21 curvas de herradura de Alpe D’Huez, o el endiablado descenso de La Cobertoria, que Alex Zulle definió con cinco palabras (Agua, culo, carretera, bicicleta, flores)… incluso fabricamos tramos del temible pavé de la París-Roubaix, el Infierno del Norte. Fuimos ampliando el juego para reconstruir etapas utopicas, violentando la geografía con recorridos imposibles, acomodando uno detrás de otro, puertos como el Tourmalet, el Alpe D’huez, el Mortirolo, el Gavia, el Mount Ventoux y las Tres Cimas de Lavaredo. Así infligíamos castigos inhumanos a las piernas de papel de aquellos esforzados de la ruta que jamás se quejaron.
Pero aquellos corredores de serie que venían en la caja tampoco nos satisfacían, así que nos solazamos creando los nuestros (en la foto, una selección). A., un forofo del malogrado Alberto Fernández, y seguidor de Javier Mínguez y Alvaro Pino, adoptó el BH de entonces, con Laudelino Cubino a la cabeza (en la foto, envuelto en papel de celo). J. optó por el ADR-Agrigel de Lemond y el RMO de Charly Mottet y yo, por el PDM de Gert-Jan Theunisse, Steven Rooks y Rudy Dhaenens. Equipos y corredores que fuimos actualizando año tras año… Z-Peugeot, Gan, Banesto, Once…
Aquellas tardes – en las que un sol de justicia se filtraba por la ventana de nuestro cuarto, y que terminaban en la oscuridad de la noche – superaban en emoción e intensidad a las etapas de la vida real. Parece que el golpeteo de los dados sobre el parqué de la habitación todavía retumba en mi cabeza. No sé cuándo volveremos a jugar otra vez, pero siempre nos quedará París.
NOTA: A los más fanáticos del ciclismo les propongo un juego: identificar a cada uno de los corredores de la fotografía (se puede ampliar haciendo click) o al menos acertar los equipos. A Cubino ya os lo descubrí.
Yo me pasaba horas y horas organizando carreras por etapas con mis ciclistas de plástico. Llegué a mover un pelotón de 170 ciclistas por el pasillo de mi casa. Fui sofisticando el juego, y en las últimas épocas colocaba superhumores tendidos en el suelo para representar puertos de montaña. En esos tramos, los peores escaladores avanzaban una posición sólo si sacaban un 6 con el dado; los medianos, si sacaban 5 o 6; los buenos, si sacaban 3, 4, 5 0 6. Así se hacía la criba.
Veo en vuestros ciclistas que seguisteis con el juego ya mayorcitos, porque creo identificar a Lemond pero también a Pantani, Induráin, Leblanc, Chiappucci…
Ahora veo la caja del juego. Me hace mucha gracia que en la caja aparezca ese dibujo de Sean Kelly (me jugaría una pelusilla del ombligo a que está fusilado de una foto del irlandés que fue portada de Ciclismo a Fondo) y que le hayan colocado una especie de bigotillo para disimular, si la vista no me falla. Qué campeones.
Creo reconocer la portada a la que te refieres. ¿Es una en la que sale Kelly con el maillot verde? No me extrañaría nada de un juego que usa como publicidad Telepunken.
Pues sí, seguimos jugando de mayorcitos, ero creo recordar que nunca llegamos a fabricar a Pantani ni a Leblanc.
Nosotros usábamos también complejos baremos y algoritmos para definir cuánto avanzaba cada quién. Perfeccionamos tanto el sistema que lográbamos formar abanicos cuando hacía viento.
¿Sabías que la «pelusilla del ombligo» que estás dispuesto a jugarte tiene su propia entrada en la Wikipedia?
Jaja. a principio temporada renovábamos los equipos y durante el año engordaba el pelotón. Cubino aparece con el maillot de BH y Kelme. También está Leblanc, sí. Cipollini, de Mercatone. A lemond lo tuvimos en Z, ADR y Gan. A Rominger, en ClAS y Mapei. Sean Kelly en el PDM…
Allendegui abandonó antes el juego para dedicarse al culto del cuerpo en el gimnasio.
Yo, más tarde. Cuando empezamos a complicars tanto las reglas que se necesitaba el doctorado en Matemáticas.
Sí, es cierto. Al final importaba menos el ciclismo y más el álgebra y los logaritmos neperianos. Cierto J., se me olvidaba mi querido Sean Kelly en el PDM, uno de mis favoritos.
De crío, cuando pasaba horas y horas jugando con los ciclistas por el pasillo (etapas de montaña, etapas llanas, contrarrelojes, cuadernos atiborrados de apuntes y clasificaciones: recuerdo una gran vuelta que mi idolatrado Cabestany le ganó a Van Impe por 22 segundos), veía a los adultos con sus cosas y pensaba que no tenían ni idea de lo que era bueno. Recuerdo una especie de promesa que me hice: «Aunque me haga mayor, seguiré jugando siempre».
Luego me hice mayor.
Llevate a todos tus ciclistas a Pancorbo y allí podemos hacer una gran etapa.
Papi, este es uno de tus mejores articulos, en mi opinion. Veo que te manejas con comodidad a la hora de provocar sensaciones en tus lectores. Es que siempre las evocaciones de la infancia y la juventud, cuando bien contadas, son maravillosas. Tu articulo me emociona. Mas que nunca lo que te voy a decir es serio y me sale del corazon: Te felicito.
Gracias Boris. Es un comentario muy generoso. Pero sí es verdad que esos temas nostálgicos fomentan la creatividad literaria.
¡Etapa por el desfiladero de Pancorbo! Yo tengo localizados a cuatro o cinco muñequitos de ciclistas supervivientes.
Con esos cuatro o cinco de plástico y los nuestros de cartón-papel se puede armar una buena. Habrá trisca.
Hello from Italy!
Sorry I cannot write in spanish but i can read.
I have the game you talk and rules are very interesting.
Did you played with you custom rules with it?
Do you remember some of the mechanics?
I would be interest.
Max