La gota traicionera sobre la chancla
(Foto de Todd Morris)
Cuenta Manuel en su Facebook.
«Hoy en el baño de la piscina un señor me ha meado en un pie. Iba en chanclas, me ha pedido perdón, que assssssscccccoooooo».
Y luego añade en un comentario:
Por segunda vez en mi vida me he quedado callado. Me he comido la frase «Que me has meau», porque era evidente, y he corrido a meter el pie en la lagunilla de las duchas porque era lo menos malo.
Me encanta lo de desinfectar la extremidad en «la lagunilla», que seguramente era una solución insalubre de agua y hongos, como destaca Ramón en otro comentario:
Lo mejor para los hongos de esos sitios, unas frieguitas de urea caliente.
En fin, que de todo este asunto saco dos conclusiones: primera, que en Facebook hay unas historias cotidianas buenísimas que darían para escribir un blog aparte; y segundo, que nunca iré a ninguna piscina en chanclas.