Por lo que leo en el períodico local, los detergentes ecológicos todavía están muy verdes. Resulta que en Spokane, en el estado de Washington, la ley prohíbe la venta de jabón con alto contenido en fosfato.
Paradójicamente, este detergente «más limpio» deja la vajilla más sucia, lo que no es plato del gusto de la gente, que tiene que lavar dos veces para que erradicar los rastros que dejó el confit de pato.
Y no sólo eso. Este jabón fomenta comportamientos sucios ya que la gente ha empezado a contrabandear detergente con fosfato trayéndolo del estado vecino, Idaho (famoso por sus patatas, por cierto).
«Sí, soy una contrabandista», admite una residente de Spokane sin tapujos. «Me la juego porque no puedo vivir con platos sucios», agrega. Los peces de los ríos de Spokane opinan lo contrario. Dicen que no «pueden vivir con platos limpios».
Supongo que en medio de todo esto, todavía habrá algún don Quijote de la mancha que siga usando los detergentes ecológicos.